“PARA TENER UN 600 EN 1957 HACÍA FALTA UN
ANTICIPO Y ESPERAR DOS AÑOS”
Por Nonito Pereira
“Adelante hombre del 600, la carretera nacional es tuya...”. Así
glosaban “Desde Santurce a Bilbao Blues Band” la epopeya de los “intrépidos”
conductores – las conductoras apenas existían – de aquellos coches, pequeños de
tamaño, pero, enormes de capacidad (
donde entraba una familia entera, con
suegra y equipaje incluido) que desde finales de la década de los 50 empezaron
a circular por las carreteras y ciudades
españolas.
Ellos, los 600 , llegaron el mismo año que la gripe asiática,
coincidiendo con el lanzamiento al espacio de los primeros sputniks rusos: “
España empezaba a ir sobre cuatro ruedas dejando atrás las cartillas de
racionamiento y los fielatos . Por fin, el pan, el tabaco y una serie de
productos pueden empezar a comprarse en España sin estar sometidos a un cupo
semanal o mensual. Aparecen en el mercado español los discos microsurcos con
Juanito Segarra, Antonio Machine, Luis Mariano y Lorenzo Gonzalez mandando en
los gustos musicales de la época y en el mundo triunfa la moda saco y trapecio
.
Ese año llegan a la ciudad de A Coruña, poblada por 156.983
habitantes, los primeros Seat 600, los
coches que dieron más de sí en España : “Eran unos utilitarios "multiuso”.
Recuerdo cuando llegaron los primeros a la
calle Payo Gómez, 3, donde mi padre, José María Arrojo Aldegunde tenía
la era representación de Seat en A
Coruña. Costaban unas 60.000 pesetas y había que esperar dos años para
conseguir uno, previa entrega de un anticipo para entrar en la lista de espera.
Conseguir un coche en aquellos momentos era complicadísimo”.
Quién así habla es Carlos Arrojo Paredes, el “hombre del 600” de
la ciudad, que fue uno de los pioneros de la competición automovilistica en
Galicia que desde el primer momento estuvo en la línea de salida cuando esta
llegó a la ciudad: “Nací en A Coruña en
mayo del 41 y estudié en los Maristas, después en los Salesianos y terminé en
el Colegio del Angel. Siempre me gusto mucho ir sobre ruedas y ya de niño mi
diversión favorita era montar en bici”.
Y de la bici, al scooter, a la Vespa
Así fue . Lo tenía a mano porque, mi padre, era también agente para A Coruña y provincia de
la Vespa. Cuando cumplí 16 años saque un carnet rojo, especial, con permiso
paterno, para poder andar en moto. Mi padre tuvo que ir al juzgado a firmar
haciéndose responsable, porque hasta los 18 años no se podía andar en moto. ¿
Cuando llegaron las primeras Vespas a la Ciudad?. Sería alrededor de 1954. En
cuanto tuve el carnet , además de presumir de Vespa por ahí, haciendo mis numeritos,
empecé a meterme en la competición en el año 58 participando en las pruebas de
velocidad y motocross que organizaba el Moto Club Coruña.
¿Su puede saber que hacía Ud. con una Vespa entre “motos de
verdad”?
Lo que podía y me dejaban. En realidad lo que a mi me gustaba no
solo era correr sino preparar la moto. Siempre andaba investigando, haciendo
inventos y cosas raras, preparando el motor, puliendo las lumbreras, rebajando
las culatas.
Para poder correr en motocross
hacía amortiguadores más duros y preparaba las ruedas, ya que no existían tan
pequeñas de monte , con una cuchilla caliente haciéndoles los tacos para que
pudiera agarrar en la tierra...Y así me metía yo con mi Vespa entre una manada
de motos grandes, en todo lo que había, velocidad, motocross, gimkanas,
regularidad, resistencia, pruebas de habilidad, etc.
De aquella había mucha
afición por las motos, incluso había el Gran Premio de A Coruña, que se corría
por los Cantones y en que participaban por ejemplo el equipo oficial de
Montesa, las Lube, todas las motos buenas que había en España y al que venían
pilotos muy famosos como Bandirola que corría con una MV de 500 c.c. y solía
sacar a todos una ventaja impresionante. Mientras el daba dos vueltas al
circuito, los demás daban una. También corrí en motocross con Bultaco y
Montesa. Con esta última gente gané el GP DE a Coruña, en el circuito de
Riazor.
¿Cuando y como se le dio por convertir
un utilitario familiar y dominguero en coche de competición?
Fue a principios de los años 60 la
primera vez que competí con un 600 descapotable. Empecé como copiloto de José
Larrea en el Rallye Rías Bajas con un SEAT 850, pero, debute con mi coche en la
primera competición que hubo en A Coruña.
Pero, de 600 solo tendría la carrocería
...
Si, claro. Enseguida comencé a prepararlo. Después tuve otro 600
verde al que le subí también la cilindrada. Fue el que más satisfacciones me
dio. Llegué a ganar con él en nacionales un Raly de Ourense, clasificándome
sexto ante un plantel impresionante de pilotos. ¿Porqué dejé la competición?.
La abandoné cuando me casé, a principios de 1979. Siempre se echa de menos,
pero, mato el gusanillo asistiendo a las pruebas y en mi trabajo como jefe de
post – venta (el de los “problemas”), y al frente del taller mecánico de Arrojo,
concesionario Audi y Volkswagen en Perillo.
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