SE ANUNCIA LA CELEBRACIÓN DEL " ROCK DE UNA NOCHE DE VERANO"
EN EL ESTADIO DE RIAZOR Y SURGE LA POLÉMICA
Solo con el anuncio de la autorización
concedida por el Ayuntamiento para la celebración del concierto" El
rock de una noche de verano", de Miguel Ríos, el 24 de agosto de 1983
en el Estadio Municipal de Riazor de A Coruña, se levanto una tormenta
dialéctica en la que, los aficionados al fútbol y al atletismo, descargaron
truenos y relámpagos verbales en contra de ella. A pesar de las protestas, el
concierto se celebró -- por los pelos, eso si -- una lluviosa noche de verano
que empapó por dentro y por fuera, de música y lluvia, a más de 18.000 personas
que, a pesar de las inclemencias del tiempo acudieron , pasando por taquilla,
la noche del 24 de agosto de 1983, al Estadio Municipal de Riazor, para
presenciar la actuación de Leño, Luz Casal y Miguel Ríos en lo que fue
el primer concierto multitudinario celebrado en A Coruña. Un concierto que,
además de marcar un hito en la historia musical de la ciudad, propició otras
anécdotas que iremos narrando en esta recopilación de "Historias,
histerias y anécdotas musicales de la ciudad"
ROCK & RIOS
En 1982, la gira "Rock & Rios"
fue recibida en A Coruña de forma multitudinaria. El Pabellón de los Deportes,
abarrotado con 9.000 personas, había chorreado entusiasmo desde el primer
momento en que el "viejo rockero"
dio la "bienvenida a los hijos del rock and roll" a miles de
personas, jóvenes y menos jóvenes, que no quisieron perderse lo que era la
resurrección del rockero más carismático del país. Eufórico por los buenos
resultados a nivel nacional de la gira, coincido en Madrid con Miguel -- al que
me une una amistad que se remonta a los tiempos del Circo Price, allá
por el año 1962 --, en la presentación de un disco en el que se recogian las
aventuras y desventuras del verano anterior : " En la movida del verano
del 82, la basca fue la estrella del verano español en el que la juventud
inventó su rito y su grito. Era el rock de una noche de verano...".
Durante la presentación, Miguel me habla de
su proyecto para 1983. Una gira con una campaña promocional de coste y
dimensiones nunca vistas en España que se estaba planificando con minuciosa
organización y poderío económico al frente de la que estaba el abogado Miguel
Pérez Solis, experto en la organización de eventos multitudinarios. Se me
hace la boca agua según Miguel va narrando el proyecto y quiero saber si A
Coruña figura entre las ciudades elegidas. Lo que escucho no me gusta: " ¿
Sabes que pasa Nonito? -- dice Miguel --, el Pabellón de Deportes se nos queda
pequeño, no solo por el montaje, sino también para el público que esperamos
acuda al concierto, que se va a llamar, El rock de una noche de verano. Necesitamos
plazas de toros o campos de fútbol. ¿ Está disponible el de A Coruña? ".
"Ni idea-- le contesto -- pero, es de suponer que, dada la importancia de
la gira y que actuarás en campos de fútbol de las principales ciudades de
España, no creo que el Ayuntamiento desaprovechará la oportunidad. De todas
formas, con preguntar, sales de dudas ".
PERMISO CONDICIONADO
Y de dudas salió ya que, al cabo de algún
tiempo, me llama de parte de Miguel Rios el abogado Pérez Solís para decirme
que ya existía un pre contrato en el que el Ayuntamiento autorizaba la
celebración de concierto previo pago del alquiler correspondiente y una serie
de exigencias técnicas y de seguridad para que el Estadio Municipal de Riazor,
que lucia flamante reforma realizada con motivo del Mundial 82, no sufriera
desperfectos. Como él iba a estar de un lado para otro, me pide que coordine
las áreas de promoción y producción local, toda vez que la complejidad técnica
del concierto y las demandas municipales requerían un constante seguimiento
para que el engranaje funcionara a la perfección.
ALARMA ROJA
Primero el anuncio de la actuación de Miguel
Ríos en el Estadio Municipal de Riazor, y a los pocos días la noticia de que la
gira Momentos de Julio Iglesias también llegaría al Estadio
Municipal de Riazor de A Coruña, irrita a las fuerzas vivas del deporte
coruñés. El mundo del fútbol y el del atletismo de la ciudad -- por entonces a
partir un piñón --, así como los aficionados de ambas disciplinas deportivas
acogen la celebración de estos conciertos con evidente preocupación, que se
convierte en "alarma roja" una vez que empieza a ponerse en marcha la
gira por España delante de Miguel Ríos. Las noticias sobre ella y los "destrozos"
que causaba -- aireados y magnificados por la prensa deportiva -- en los campos
de fútbol donde actuaba, como consecuencia de la masiva afluencia de personas -- la gira de Julio
Iglesias recibía un tratamiento menos agresivo por no cubrir las expectativas
de asistencia de público -- , disparan los dispositivos de una protesta contra
el uso "no deportivo" de las instalaciones del Estadio Municipal de
Riazor.
Protestas que llegaban incluso a "exigir" del Ayuntamiento la
inmediata cancelación de ambos conciertos frente a una minoría que opinaba, que
los estadios -- no confundir con campos de fútbol --, sobre todo si eran
municipales, debían albergar todo tipo de espectáculos multitudinarios. Los primeros argumentaban su negativa -- no
sin razón --, en que, tanto el terreno de juego, como las pistas de atletismo
recién inauguradas, podrían sufrir graves desperfectos.
Los segundos, entre los
que me encontraba, intentábamos razonar al respecto que, para evitar problemas,
se debían adoptar medidas protectoras que impidieran, o minimizaran, el
deterioro de las instalaciones, con el consiguiente seguro a todo riesgo por
cuenta de los organizadores del evento. Nada nuevo que no se hiciera con
anterioridad, como había comprobado personalmente en varias ocasiones, en Wembley,
la catedral del fútbol europeo, que acogió conciertos de más de 100.000
personas o en diferentes campos de fútbol de España.
DIFICIL DECISION
Acosado por la polémica, el Ayuntamiento se
encuentra entre la espada y la pared de mantener o no la inicial autorización
dada para ambos conciertos. Tanto es así que, en los medios de comunicación
locales, aparecen algunas comentarios que anuncian la posibilidad de suspender
el concierto de Miguel Rios, por considerarlo el más conflictivo, y mantener la
autorización para el de Julio Iglesias que llevaba una gira muy
"tranquila". Fue como echar más leña al fuego porque, en ese momento,
los rockeros se sintieron agraviados por la discriminación y empezaron a
mostrar su disconformidad ayudados por la opinión de los ciudadanos "
normales" -- los no fanáticos del fútbol -- que reaccionaron ante tal
posibilidad. Por fin el Ayuntamiento opta por subirse al autobús de "los
tiempos del cambio" -- slogan socialista propiciado precisamente por
Miguel Ríos -- y concede la definitiva autorización para que se celebren ambos
conciertos en el Estadio Municipal de Riazor, los días 24 y 28 de agosto de
1983, poniendo muy alto el listón de las exigencias para mantener la máxima
seguridad en las instalaciones, y salvaguardar el orden público.
"CHUZOS
DE VERANO" SUPENDEN EN PRIMERA INSTANCIA EL CONCIERTO DE MIGUEL RIOS
La autorización definitiva concedida por el
Ayuntamiento a Miguel Ríos para celebrar en el Estadio Municipal de Riazor el
concierto "El rock de una noche de verano" el 24 de agosto de 1983 no
apaga el fragor de la polémica en los cenáculos deportivos cuya preocupación
ante posibles daños en las instalaciones del Estadio y las pistas de atletismo
-- inutilizadas para la celebración de eventos atléticos -- es
azuzada por las noticias que llegan a través de los medios de información donde
la gira por España de Supertramp esta ocasionando desperfectos en los
recintos deportivos por donde pasa. Tanto el mini estadio del Barcelona como el
Estadio Insular de Las Palmas se convierten en "campos de batalla"
para grupos de alborotadores que se dedicaron a reventar puertas e
instalaciones de diversa índole con la disculpa de querer entrar gratis a un
espectáculo de pago.
Estos actos de gamberrismo, no privativos de las
"huestes rockeras " y que saltan a la actualidad -- afortunadamente
solo de vez en cuando -- escenificados por seguidores ultras de algunos equipos de fútbol, preocupan
seriamente tanto al Ayuntamiento coruñés, como a la organización del concierto
que intenta reconducir el concierto por los cauces de la normalidad dando
"consignas" para que el comportamiento de la juventud
"rockera" que acuda al evento se comporte correctamente dentro de la
dinámica específica que conlleva un concierto de rock.
"¡ SER BUENOS CHICOS!"
Los "consejos" que la organización
hacía llegar oficiosamente a los medios de comunicación para su difusión, los
días anteriores al concierto, iban
encaminados a que los asistentes
mantuvieran una norma de conducta "ejemplar" para evitar altercados
que pudieran "aguar" la fiesta: " Vestir ropas muy cómodas; no
llevar botellas ni magnetofónes; ir al concierto con las manos libres, sin
bolsos; calzar zapatillas o similares; pagar ochocientas pesetas, que es el
precio único de la entrada y vivir una fiesta musical a tope demostrando que,
ser joven y rockero es, sobre todo y ante todo, normal". Cuando llegó a
mis manos el contrato con las condiciones estipuladas para la celebración del
concierto, mi primer impulso fue el de llamar a Miguel Ríos y dimitir de mi
condición de coordinador , "encasquetada" por la amistad que nos
unía. El abogado Miguel Pérez Solís me instaba continuamente, vía teléfono, a que
cumpliera al pié de la letra las claúsulas del mismo.
LAS CLAÚSULAS
Las claúsulas, letra pequeña incluida, no
dejaban ningún cable -- y eran muchos -- suelto. De ahí la complicación de
atarlos bien atados. Exigencia de reforzar y proteger, para que los
"toros" y las grúas no dejaran huella de su actividad, la zona donde
se instalaría el escenario en la zona
del Palacio de Deportes -- en cuyas instalaciones estaban los camerinos --.
Recubrir el césped con una lona especial para minimizar los efectos que
pudieran causar el "pisoteo", con baile incluido, de miles de
personas, así como la construcción de unos accesos peatonales de madera -- cuyo
coste ascendió por cuenta de la organización a un millón de pesetas de entonces
-- directos desde las gradas hasta el campo que permitieran al público acceder
al mismo sin pisar las pistas de atletismo.
Otra de las claúsulas, además del
alquiler del recinto varias veces millonario, obligaba a los organizadores a
cubrir una póliza de seguros de amplias garantías, tanto para personas como
para instalaciones, con indemnización en caso de suspensión del concierto,
siempre que fuera por causas justificadas. El tema más controvertido estaba en
la obligación exigida a la organización del concierto de Miguel Ríos para que el
campo de fútbol estuviera en condiciones para el primer partido de liga. Una
responsabilidad, que a juicio de los organizadores del concierto de Miguel tendría que ser compartida por la
organización del de Julio Iglesias que sería el último antes del comienzo de la
liga. La gira de "El rock de una noche de verano" estaba planificada
con minuciosidad y exactitud "casi" germana, y con un montaje
escénico, junto a equipos de luz y sonido de última generación ,
"casi" inglés, por lo buenos que eran. Dos equipos completos de
montaje recorrían España. Mientras Miguel actuaba en una ciudad, para ganar
tiempo, el equipo de montadores se desplazaba a la siguiente con el andamiaje
de otro escenario para que todo estuviera a punto para recibir los equipos de
luz y sonido.
¡BORRASCA A LA VISTA!
Tres días antes del concierto llegan los
trailers con todo el material de montaje para el escenario,. Junto a ellos se
incorpora personalmente a la coordinación de lo que iba a ser el primer
concierto multitudinario de la ciudad, el abogado Pérez Solís que sobre el
terreno y con la constante presencia de técnicos municipales, y los agentes de
seguros, supervisan los trabajos.
Incluso el Alcalde, personalmente, acudió en varias ocasiones al Estadio para inspeccionar la marcha de las faenas del
montaje. Un día antes llega el equipo técnico con el productor Carlos Narea
al frente, mientras que la demanda de entradas en venta anticipada prediccen
una asistencia superior a las 20.000 personas para asistir al concierto
despedida de Leño, Luz Casal y Miguel Ríos.
Pero, el gozo de la
organización se ve amenazado con otra predicción, esta vez metereológica,
que anuncia, cuarenta y ocho horas
antes, la posibilidad de que una borrasca descargue sobre el Norte y Noroeste
de España. Con un "¡malo será que acierten!", sé quiere espantar los
malos augurios climáticos, aunque quién más, quién menos no saca la vista del
cielo que luce tremendos nubarrones, mientras el viento empieza a soplar con
fuerza. Se busca alivio a la preocupación llamando continuamente al Instituto
Meteorológico en busca de buenas noticias que no llegan : "se esperan
borrascas puras y duras, con lluvias y vientos racheados". Al tiempo que
Carlos Narea manda sujetar las lonas exclama ... "¡ Otra vez el tiempo
tocando la gaita norteña !".
La tarde anterior al día del
concierto, el semblante de los miembros de la organización muestra signos de
preocupación y la posibilidad de suspender el concierto, de cumplirse las
predicciones, aletea sobre el Estadio de Riazor. "¡ Seguro que los
aficionados al fútbol echaron el mal de ojo! " , se queja un técnico de sonido, pero, nadie le
sigue la broma. La preocupación se alivia momentáneamente con la noticia que
trae el encargado de taquilla anunciando que la venta de entradas sigue con muy
buen rítmo...¡ Eso, más entradas para devolver si suspendemos!, replica el gracioso de turno que se gana abundantes "gorrazos"
verbales.
EL CONCIERTO SE SUSPENDE
La mosca de la suspensión revoloteaba por
encima de nuestras cabezas cada vez que había que refugiarse de la lluvia . Se
intentaba en lo posible espantarla, pero, ahí estaba zumbando. Carlos Narea me
llama a parte y me comunica que se ha tenido que suspender el concierto en
Gijón, en el estadio de El Molinón, por las inclemencias del tiempo. Y eso no
es todo: " la suspensión ha provocado incidentes de orden público".
La noticia es un golpe bajo para la moral -- que ya andaba un poco frágil por
la húmedad del ambiente --y solo cabía esperar un milagro en forma de anticlón
de las Azores que se llevara lejos la borrasca.
Después de llover toda la
noche, el día del concierto amaneció con los elementos de la naturaleza
desatados y también desatadas las lonas por las rachas del viento. A media
mañana llega el autobús con los músicos y los artistas al Estadio de Riazor. El
panorama que se encuentran hace que Miguel Rios, que ya venía caliente tras la suspensión de Gijón, lance
una retahila de "gorgoritos" no aptos para ser reproducidos en esta
historia. Sobre la una del mediodía Miguel acude al Ayuntamiento para ser
recibido por el alcalde. Lo que estaba previsto fuera un acto protocolario se
convierte en una película intriga e incertidumbres. Media hora más tarde, en el
cuartel general de la organización instalado en las oficinas del Pabellón de Deportes
se recibe una llamada desde el Ayuntamiento suspendiendo en concierto. Empieza
el suspense...
CONTRA
VIENTO Y LLUVIA EL CONCIERTO SE CELEBRA Y EL ALCALDE MUESTRA SU SATISFACCION.
Eran las 13.30 del día 24 de agosto de 1983-- fecha del
concierto --cuando el cuartel general de "El rock de una noche de
verano" se recibe desde el Ayuntamiento, a donde había acudido para
ser recibido por el alcalde Paco Vázquez en un acto protocolario, una llamada
de Miguel Ríos con la orden de suspender el concierto. Carlos Narea empieza a
preparar el desmontaje de todo lo instalado.
Excuso decir a los lectores el
estado de ánimo de todo el equipo cuando, y nunca mejor dicho, un rayo de sol
ilumina nuestros semblantes. La borrasca amaina momentáneamente, y con los
claros que aparecen en el cielo, llega desde el Ayuntamiento una nueva llamada
que da contra orden: ¡ Todo el mundo quieto!...el concierto sigue en marcha.
Miguel se agarra a un rayo de sol y quiere agotar hasta el límite las
posibilidades de actuar pese a que, Carlos Narea, le aconsejaba que era una
auténtica locura que podía traer graves consecuencias en forma de accidentes
para los músicos que estuvieran "conectados" a la energía eléctrica a
través de los instrumentos, toda vez que
la bonanza era un espejismo y las nubes amenazaban con seguir regando los ánimos.
DESHOJANDO LA DECISION
La cosa no estaba clara. A Miguel Ríos, la
decisión de suspender o no, le iba y le venía con la misma rapidez con que las
nubes, acompañadas de vientos fuertes, soltaban sus aguaceros sobre las
instalaciones. Sobre las 14.30 vuelve a llamar y Narea sigue aconsejando la
suspensión y me pasa el auricular porqué Miguel quiere hablar conmigo.
"Nonito, ¿ Cuántas entradas se
llevan vendidas hasta el momento?. Le aproximo una cifra superior a las 15.000.
¡ Pásame a Carlos!.
Narea se pone al teléfono y retuerce el gesto narrando un
rosario de problemas que pueden surgir de seguir adelante, pero, no convence a
Miguel. ¡ Seguimos adelante!, anuncia con semblante serio y confiando en que la
suerte nos acompañe. Durante toda la tarde, el viento sopla con fuerza y la
lluvia sigue incordiando. En esta situación se realizan las pruebas de sonido,
eso si con bastante dificultad.
Momentos antes de abrir las puertas, se
inspecciona las lonas que cubren el campo de fútbol , y salvo algunas pozas de
agua, parece estar todo en su sitio. Lo que más preocupa es el viento que
hincha las lonas del escenario que se asemeja a un velero, a punto de "volar"
por los cielos a delante -- con "tripulación" incluida --.. Dos horas
antes se abren las puertas y el público, desafiando la borrasca, empieza a
llegar al Estadio Municipal de Riazor para coger asiento cubierto. Nadie baja
al campo de fútbol hasta que la lluvia cede en intensidad, y cuando lo hacen,
utilizan las pasarelas de madera habilitadas para la ocasión. Media hora antes
del concierto, las proximidades del escenario están atiborradas de público que
se "esmaga" contra las vallas de seguridad del escenario.
LEÑO Y LUZ CASAL
En el backstage todos estabamos en
"estado de alerta". Había mucha preocupación por el riesgo que iban a
correr los artistas si persistían las fuertes ráfagas de viento que hacían
ineficaz la protección de las lonas contra el agua. La nada dudosa posibilidad
de que los músicos sufrieran descargas eléctricas no flotaba: se vivía en el
ambiente. A pesar de esta contingencia, Leño, con Rosendo al
frente salen a por todas al escenario para despedirse de sus miles de
seguidores en lo que era gira del adiós.
Se dio el caso de que, más de un espectador, pago la entrada para rendir
honores a Leño, y marcharse después. Me consta
. Durante la actuación de Leño ,
que abre el concierto ante aproximadamente 20.000 personas -- la Sociedad de
Autores había liquidado el taquillaje correspondiente a 18.769 personas, sin
contar invitaciones -- no llueve y el público abandona el refugio de las gradas
cubiertas para participar en el ritual del rock bailando y brincando en el
terreno de juego, sobre todo en las cercanías del escenario. Cuando sale Luz
Casal al escenario empieza de nuevo a llover intermitentemente, pero, el
público más joven sigue a pié de escenario calentando el ambiente.
FELICITACIONES DEL ALCALDE
En vista de que parece que el tiempo estaba poniendo
buena cara, Carlos Narea agiliza al
máximo los preparativos para cambiar el backline de Miguel Ríos. Todo
iba bien y el concierto estaba controlado con la ayuda ejemplar del público. La
Policía Nacional y Municipal, Protección Civil, que estrenaba uniformes para la
ocasión, así como la Cruz Roja,
solventaban con eficacia los problemas que surgían, mayoritariamente de
carácter etílico. El gobernador civil y el alcalde bajan hasta el backstage
para supervisar la marcha del concierto y muestran su contento por como se iba
desarrollando todo. Paco Vázquez se lamenta, eso sí, del mal tiempo: "Si
no hubiera llovido, ahora estarían aquí más de 25.000 personas". ¡ O más
señor alcalde!. Termina la actuación de Luz Casal y a los pocos minutos salta
al escenario en una perfecta sincronización del equipo del escenario y el de
producción. El recibimiento es apoteósico cuando empiezan a sonar los acordes
de salutación... ¡ A los hijos del rock and roll....Bienvenidos!
GRACIAS POR ESTAR AQUÍ
¡ Gracias por estar aquí!. El público vibra
ante el saludo de Miguel Ríos y se arremolina junto al escenario para
participar del gran rito del rock. Empieza a llover de nuevo, pero, es igual
los aficionados, agrupados en las cercanías de la estructura metálica del
escenario, aguantan a pié firme y celebran la aparición de Miguel, coreando y
votando al compás de la canción. Ante los bríos mostrados por los rockeros, la
seguridad tensa su atención y rescata de las avalanchas a los que corrían
riesgo de aplastarse contra las vallas.
El Estadio de Riazor era una fiesta que
se prolongaba a las casas de detrás de la Torre de Maratón, en el Paseo de
Ronda, que participaban en ella haciendo guiñar a sus ventanas, apagando y
encendiendo las luces. Miguel se
apercibe de la participación y, les invita a que sigan llevando el rítmo en la
siguiente canción. Así lo hacen, y el público, a petición de Miguel, les da un
fuerte aplauso. Mientras el público se lo pasaba en grande, Carlos Narea y yo,
compartíamos intranquilidad. El viento seguía soplando y el agua entraba en el
escenario durante la actuación. A pesar de que tanto Miguel como los músicos
reculaban para protegerse, el riesgo de que alguien sufriera descargas
eléctricas aumentaba. Todos le echaron unos "bemoles" increíbles para
que el concierto siguiera adelante. Al final, con las caras demudadas por los
"acongojonamientos" padecidos, hubo felicitaciones para todo el
mundo. De nuevo gobernador civil y alcalde mostraron su satisfacción por el
comportamiento cívico de los rockeros y por el desarrollo ejemplar del
concierto.
A pesar de ello, una nueva borrasca verbal descargaría días más
tarde con abundante "treboada" de opiniones del sector deportivo de
la ciudad, apagando los rescoldos de las felicitaciones y prendiendo el fuego
de una nueva polémica que se zanjaría con la concesión por cincuenta años de
las instalaciones del Estadio Municipal de Riazor al Deportivo , por la
simbólica cantidad de una peseta al año.
"GOLAZO"
DEL DEPORTIVO QUE VALE POR 50 AÑOS DE CESIÓN
DEL ESTADIO DE RIAZOR, POR 1 PESETA.
Una vez terminado el hoy
histórico concierto de "El rock de una noche de verano" en el
Estadio Municipal de Riazor -- con algunos asistentes más "empapados"
que otros, según estuvieran o no a cubierto de la lluvia -- comienza a
desmontarse toda la infraestructura. En pocas horas llegaría el equipo de
montaje de la gira Momentos, para preparar la actuación de Julio
Iglesias, el día 28 también en el Estadio.
Entre uno y otro evento se
evalúan los desperfectos causados en las instalaciones y salvo el estado en que
quedo el césped -- completamente
aplastado por la lona que lo cubría, con partes del mismo convertidas en
lodazal por los efectos de las lluvias torrenciales que se habían filtrado por
la cubierta y los "pisotones" de miles de personas, sobre todo en la
zona del área del Palacio de Deportes donde estaba colocado el escenario -- no
se aprecia, a primera vista, nada anormal.
Las evaluaciones técnicas
consideraban que, de empezar ese mismo día la rehabilitación terreno de
juego,podría estar apto para la práctica del fútbol en pocos días. Pero, el
césped del Estadio aún tenia que "aguantar" un concierto más.
TRATO DESIGUAL
Una vez desmontado el escenario de Miguel y
antes de levantar el de Julio Iglesias, hablo con su manager Alfredo Fraile,
para transmitirle el encargo de Perez Solís: " pueden utilizar el mismo
material, ya instalado, a cambio de una
cantidad de dinero". La respuesta de Alfredo Fraile me deja tieso:
"En nuestro contrato no figura ninguna claúsula que nos obligue a instalar
rampa alguna para bajar de las gradas a las sillas. Eso correrá por cuenta del
Ayuntamiento".
Acudo a un técnico municipal que estaba
supervisando la instalación del escenario de Julio Iglesias, al igual que lo
hizo con toda meticulosidad con el de Miguel Ríos, y le comento lo que hay:
"No tengo ni idea de lo que pone en el contrato de Julio Iglesias",
comenta desentendiéndose del asunto.
Llamo por teléfono Al abogado Pérez Solis,
encargado de la gira de Miguel, para contarle que no hay arreglo: "Busca
personal y que retiren las bases de madera del escenario y de las pasarelas
". Ya es tarde para lo primero, toda vez había parte de la infraestructura del escenario
colocada. Cuando se va a realizar el segundo encargo, el técnico municipal y
Alfredo Fraile lo impiden. Les enseñó la factura de 968.000 pesetas abonada por
Miguel Ríos a Maderas Peteiro por
los "tablones de marras" y con la misma digo: "los tablones son
de Miguel y me han dado orden de retirarlos". No me dejan, y para evitar
mayores jaleos comunico a Pérez Solís que me inhibo del asunto. Total, que
Julio Iglesias se aprovecha, sin soltar una peseta, de toda la infraestructura
de "madera" exigida a Miguel Ríos.
"YA LO DECÍA YO..."
Si el estado del campo, al acabar el
concierto de Miguel Ríos, permitía plantar patatas, el día después del
concierto de Julio Iglesias --con menos público del que se esperaba -- el
césped semejaba ser un campo de golf, y no por su buen aspecto precisamente.
Estaba lleno de hoyos a causa de las sillas instaladas sobre su superficie. El
29 de agosto el personal del Estadio miraba con cara compungida los efectos del paso de las "hordas
rockeras" galopando sobre el césped de Riazor.
Del concierto del día
anterior, no se hablaba en los corrillos
formados por decenas de curiosos que se habían congregado para evaluar los
destrozos, como si de "auditores de infraestructuras" se tratara.
Todos a una, demostraban sus dotes de adivinación proclamando un, " ya
decía yo que esto iba a pasar", que calentaba la olla del
"cabreo" ambiental post - concierto. Y aunque el horno no estaba para
bollos, intento minimizar el impacto de
la visión del lodazal, augurando que para el comienzo de la Liga, allí se
podría jugar al fútbol. Ver para creer.
EL "HUNDIMIENTO" DEL AREA
Prensa y
radio desplazan sus efectivos para recoger las opiniones a pié de
"campo de batalla" cuando, de repente, estalla la bomba. Alguien, a
gritos, y con la cara desencajada , da la noticia de que el área de la portería
del Palacio de Deportes se había hundido. El revuelo que se monta es
considerable y se empiezan a pedir cabezas responsables. Efectivamente el
desnivel del campo ,en esa zona, existía aunque no era perceptible a primera vista. El terreno había cedido
justo en el área en la que, años después
Djukic fallaría aquel fatídico penalty -- afortunadamente para Miguel Ríos el tiempo había pasado y
nadie le echó la culpa --. Al poco de darse la alarma se presentan en el
Estadio técnicos municipales para
comprobar el hundimiento. No tardan mucho en hacer acto de presencia
personal de la compañía aseguradora del
concierto de Miguel Ríos para comprobar la veracidad del desperfecto que, en un
primer diagnóstico técnico, se achaca a la concentración de público en las
cercanías del escenario durante el concierto de Miguel Ríos. Las investigaciones posteriores así lo
confirman, pero, añaden un dato al que se agarra la compañía aseguradora para
intentar eludir responsabilidades: " el mal estado del drenaje del campo
de fútbol".
UN MAL DRENAJE
El atasco de los conductos de drenaje, que no
se había corregido en la remodelación del Estadio de Riazor, realizada con motivo de los Mundiales del 82,
había producido -- por lo que pude oír en conversación privada de dos técnicos
-- oquedades en el subsuelo que dejaban
casi en el aire, sin apoyo, a la capa de la superficie. Una anomalía que
se evidenció cuando estas zonas soportaron un peso inusual y cedieron. La
compañía de seguros se escuda en que, si el drenaje hubiera estado en
condiciones, el terreno de juego no hubiera cedido, mientras que, el
Ayuntamiento, con la póliza de seguros en la mano, reclama daños y perjuicios.
Con la rapidez que demanda el inicio de la Liga, se acondiciona el drenaje --
cuyo mal estado era la causa de que el terreno de juego estuviera, con
anterioridad al concierto, siempre encharcado y en malas condiciones para la
práctica del fútbol -- y el asunto llega a las instancias judiciales, donde el
Ayuntamiento obtiene una sentencia favorable que condena a la aseguradora del
concierto de Miguel Ríos a pagar los gastos de la "desfeita". Para nada se mencionó el trasiego del montaje
y desmontaje del escenario de Julio, efectuado en la zona "hundida",
por dónde pasaron grúas y toros. Una vez más a los rockeros les toca bailar con
todo el petate.
EL "DEPOR" SALE GANANDO
El refrán de que, "no hay mal que por
bien no venga", se cumple. Con la prensa deportiva en pié de guerra, los
aficionados al fútbol "echando pestes" contra el uso de los campos de
fútbol para conciertos de rock -- con el refuerzo de los aficionados al
atletismo, por entonces aliados a los futboleros, que se unieron al coro de la
protesta, a pesar de que las pistas no habían sufrido daño alguno --, llega la
Liga a Riazor en un ambiente muy caldeado. En el partido inaugural el alcalde
es recibido con una fuerte pitada cuando se dirige al circulo central del
campo, para hacer entrega de un trofeo.
De esa manera, los aficionados al
fútbol-- muchos de los cuales habían asistido al concierto de Miguel Ríos
--mostraban su descontento por la autorización dada. A los pocos días, el
Alcalde anuncia en los medios de comunicación la cesión de las instalaciones
municipales del Estadio de Riazor al R.C. Deportivo -- cuyo presidente era el
Sr. Corzo --, durante cincuenta años por la simbólica cantidad de una peseta.
Todo un "golazo" a favor del Deportivo. Un gol obtenido de "tiro
directo", tras señalar el juez de la contienda una falta cometida por los "rockeros" al
borde del área "maldita".
Pero, la historia de aquel concierto de "una noche de verano" , aún
no acaba aquí...
LAS ESTRELLAS DE LA MÚSICA INTERNACIONAL VISITAN
LA CIUDAD Y EL ROCK VUELVE AL ESTADIO CON EL "CONCIERTO DE LOS MIL
AÑOS"
La historia continua... con el gozo y
contento en la directiva y los socios del Real Club Deportivo por la cesión del
Estadio Municipal de Riazor por cincuenta años, a cambio de 1 peseta. Una
alegría compartida por los aficionados al deporte rey, y los atletas que, por
entonces confiaban en seguir usando las pistas del Estadio. Todo indicaba que,
después de la trifulca montada, el campo de fútbol del Deportivo quedaría
vedado para la celebración de otros espectáculos que no fueran el " balón
pié" con lo que la ciudad quedaba huérfana de la única instalación posible
para albergar cualquier tipo de actividades de índole diversa capaces de
congregar multitudes superiores a la capacidad del Pabellón Municipal de
Deportes, lugar habitual de la celebración de espectáculos en la ciudad hasta
entonces. Un recinto que, a instancias de la política deportiva puesta en
marcha por Concejal de Deportes Eduardo Blanco, también cerraría sus puertas a
toda actividad extra deportiva para ser dedicado a la práctica de deportes
minoritarios.
EL COLISEO
Apenas hubo tiempo para que germinara una
nueva polémica por parte de los ciudadanos coruñeses que, sin carnet de socios
del Depor, creían desproporcionada dicha concesión. El anuncio por parte del
Alcalde del proyecto de construcción de un amplio recinto multiusos, con
estructura y capacidad suficiente para albergar
algunas de las actividades "deshauciadas " del Estadio y el
Palacio de Deportes, y otras, como las corridas de toros -- ausentes de la
ciudad desde el derribo de su plaza --, sereno los ánimos.
El mensaje de Paco
Vázquez pidiendo, "calma, paciencia y tranquilidad ",
es acogido con satisfacción y
proporciona un rayo de esperanza para los ciudadanos que veían como se
alejaban de la ciudad las oportunidades de disfrutar de conciertos musicales de
"gran calibre". " Todo llegará
en su momento", dijo el alcalde: "A Coruña tiene que ser una ciudad de servicios
completa y en su día los circuitos internacionales de la música llegaran a la
ciudad". Y llegaron, como también llegó el Coliseo.
PRINCE
¡ La que había "montado", sin
ningún tipo de premeditación ni alevosía, Miguel Ríos solo con "El rock de
una noche de verano!. Charlando con él tiempo después le cuento todo el proceso
posterior al concierto: " Pues nada... a lo mejor el Depor me hace socio
de honor por los ´servicios´ prestados", responde con buen humor, después
del mal trago. Todo el mundo contento. Por una lado el Depor que consigue un campo de fútbol, "regalado"
por toda la ciudad, y la ciudad que gana un recinto dónde albergar actividades
diversas, incluidos espectáculos musicales de alcance internacional. Pasa el
tiempo y Paco Vázquez cumple su promesa, incluso antes de que el Coliseo estuviera
terminado, cuando surge la oportunidad de incluir a la ciudad en el circuito
internacional de las grandes estrellas de la música. Jesús Manzano oferta al
Ayuntamiento de A Coruña, el concierto de Prince . ¡ Todo un
acontecimiento a escala mundial!. Solo un "pero": se necesitan
instalaciones o recintos capaces de albergar las infraestructuras del concierto
y rentabilizar el mismo con la asistencias multitudinarias.
Con el estadio
"fuera de juego", se busca un emplazamiento idóneo para todo el entramado
técnico y logístico que acarrea un concierto de esta envergadura, y al que se
esperan acudan más de 20.000 personas. En la búsqueda emprendida por Eduardo
Blanco, también Concejal de Fiestas, se encuentra el campo de deportes -- siempre el deporte por medio de la música-- del Colegio Sta. María del
Mar que puede valer efectuando una serie de
adaptaciones requeridas por las necesidades de producción. Tras atar
muchos hilos para atender las peticiones de los "güiris", y cercar el
recinto con vallas de madera -- ¡ los tablones otra vez de protagonistas! -- se
pone fecha al concierto de Prince: el domingo 29 de julio de 1990. Vigo, en lo
que aparenta ser un "ataque de celos", no quiere quedar al margen del
circuito de las estrellas y negocia la actuación de Madonna en el
Estadio Municipal de Balaidos.
Lo que podía ser otro regalo para los
aficionados a la música de Galicia, se convierte en un dilema al coincidir
ambos conciertos en la misma fecha. Por aquí, se lamenta la coincidencia y se
habla de "competencia desleal" toda vez que la actuación de Prince
había sido anunciada con anterioridad.
TINA TURNER
¡ Oh casualidad!, Carlos Narea, el productor
de "El rock de una noche de verano" de Miguel Ríos viene de productor
de la gira española de Prince. El concierto se celebra con éxito de
organización y una estimable asistencia de público -- aproximadamente 18.000
personas -- a pesar de la coincidencia con el concierto de Madonna, al que
acudió menos público. A Coruña da la talla para formar parte del circuito de
las estrellas. Surge entonces la oportunidad de que Tina Turner venga a la ciudad .
Se desestima en primera instancia por los altos costes de producción que
acarrearía, de utilizarse nuevamente el campo de deportes del Colegio de Sta.
María del Mar. Para que Tina Turner venga a A Coruña, Eduardo Blanco tiene que
recomponer su estrategia de no utilizar recintos deportivos para otros usos, y
habilitar el Pabellón de Deportes cuya capacidad queda restringida a 8.000
personas por las necesidades del aparatoso montaje.
A la espera de que el
Coliseo entre en funcionamiento, el concejal de fiestas, ante la expectación
que levanta la noticia, negocia dos actuaciones de Tina en A Coruña, para que
puedan verla y escucharla más personas de las que puede albergar el Pabellón de
los Deportes. Así se hace, y aunque los costes se disparan, al asumir el
Ayuntamiento parte del precio de las localidades, encarecidas por el aforo restringido, Tina
Turner actúa en A Coruña los días 1 y 2
de octubre.
EL ROCK VUELVE AL ESTADIO
Cuando nadie lo esperaba, salta la sorpresa.
Organizado por el Xacobeo 93 se anuncia en el Estadio Municipal de Riazor para
los días 8, 9 y 10 de julio de 1993, el "Concierto de los Mil Años".
Curiosamente, en esta ocasión, no se oyen protestas, ni por parte del Deportivo,
ya concesionario del Estadio-- el Ayuntamiento siempre estuvo abierto a
celebraciones múltiples en el recinto --, ni por tampoco por parte de otros
estamentos deportivos de la ciudad.
Tal vez porque, a pesar de que serían tres
días seguidos de conciertos multitudinarios, la importancia de relación de
artistas que en ellos iban actuar, "callaba" las protestas, o tal vez
fuera porque era la Xunta de Galicia, a través del Xacobeo 93, quién organizaba
el evento. ¡ Vayan ustedes a saber!. El caso es que el rock volvió al campo de
fútbol del Deportivo y lo hizo para inscribir la página más gloriosa de esta
ciudad en cuanto a espectáculos musicales respecta. ¡ Fue el "Concierto de
los Mil Años", lo más apoteósico que uno pudo echarse a la cara y a los
oídos en esta ciudad, no ya en el siglo XX, sino también, casi seguro a lo largo del siglo XXI y el XXII. ¡Irrepetible,
grandioso!.
Tuve que darme palmadas en abundancia para despertarme de lo que
creía un sueño. Chris Isaak, George Benson, Neil Young, Sting, John Mayall,
Robert Plant, Bob Dylan, The Kikns, Eric Burdon, Jerry Lee Lewis, Chuck Berry,
Wilson Picket, Bo Didley reunieron en el estadio a más de 100.000 y nadie se rasgó las vestiduras tras el
"Conciertazo", posiblemente porque el "drenaje" estaba a
punto. Quién sabe si de nuevo, algún día, en alguna otra ocasión, el campo de
fútbol del Deportivo, el Estadio Municipal de Riazor, sigue los caminos del
legendario Wembley y vuelve acoger, para festejar alguna celebración especial,
más conciertos de rock.