Calamaro es uno de esos
genios que ha sabido atraparnos con su rock canalla, enamorarnos con baladas
imposibles, hacernos saltar con un pop alegre y desenfadado y, ahora, dejarnos
boquiabiertos con "The Romaphonic Sessions" ,
un disco con el que
parece haber alcanzado esa cima de madurez artística que presentará el próximo 4 de junio en el
Palacio de la Ópera de A Coruña en el recital "Licencia
para cantar", organizado por Cávea Producciones.
Calamaro
es uno de esos artistas inconformistas
que se esfuerzan por escalar cada día un peldaño más en la grandeza de
la música, conquistando espectros aún no descubiertos y posicionándose como
referentes.
Dicen que una vida bohemia es
aquella inconformista, libre y no convencional. Sin ajustarse a
convencionalismos , despreocupada y alejada de ostentaciones estéticas. Cada
una de estas definiciones le viene como anillo al dedo a
Calamaro, que es un tipo "sabio"capaz de analizar, a la
vez, a la sociedad a la que cautivaron.
Su "The Romaphonic Sessions"
es un claro ejemplo de que siempre busca instintivamente reinventarse movido
por el inconformismo. En este tercer volumen de la de
la colección "Grabaciones Encontradas" de Andrés Calamaro,
recoge una grabación espontánea realizada en pasado mes de mayo en Buenos
Aires.
Una copia de estas grabaciones le
llegó una madrugada por correo y le resultó interesante en la espontaneidad y
la pureza de una grabación lejos de los elementos actuales de una grabación
habitual que recordaban a las
grabaciones de jazz realizadas en la década de los años cincuenta, cuando los
músicos se reunían una tarde (probablemente una noche), acordaban un repertorio
y lo grababan con las prestaciones de la época.
La presencia de Andrés Calamaro
y el piano de Germán Weidemer llenan este disco de una pureza máxima, el canto
y el sonido de piano alcanzan una sensibilidad y profundidad reconfortante. A
esto ayudan también las canciones, que abarcan del propio repertorio de
Calamaro con versiones de canciones con Los Rodríguez como "Mi enfermedad", que
encuentran unos "nuevos oídos" a los que llegar en forma de
vibraciones suaves y reposadas, pasando por clásicos de Gardel y Lepera o
Piazzola, eligiendo a la vez canciones habituales del repertorio eléctrico para
adaptarlas a una forma dinámica distinta.
Con los sentimientos a flor de piel,
en "Licencia para cantar " se escuchará a Calamaro en estado
puro, arte al servicio del arte,
acompañado de un trío de músicos -Germán Wiedemer, piano; Antonio Tonio Miguel, contrabajo y Martín Bruhn, percusión-.
Una excelente oportunidad para dejar fluir los sentimientos
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