Andrés Calamaro es uno de esos genios que ha sabido
atraparnos con su rock canalla, enamorarnos con baladas imposibles, hacernos saltar
con un pop alegre y desenfadado y, ahora, dejarnos boquiabiertos con " The Romaphonic Sessions" un disco con el que parece haber alcanzado esa cima de madurez
artística que presentará el
próximo 4 de junio en el Palacio de la Ópera de A
Coruña en el recital "Licencia para cantar", organizado por Cávea Producciones.
Calamaro es uno de esos artistas inconformistas que se esfuerzan por escalar cada día un peldaño más en la grandeza de la música,
conquistando espectros aún no descubiertos y posicionándose como referentes.
Dicen que una vida bohemia
es aquella inconformista, libre y no convencional. Errante y poco organizada.
Sin ajustarse a convencionalismos. Despreocupada y alejada
de ostentaciones estéticas.
Cada una de estas definiciones le viene como anillo
al dedo a Calamaro, que es un tipo "sabio"capaz de analizar, a la
vez, a la sociedad a la que cautivaron sus canciones. "The Romaphonic Sessions"
es un claro ejemplo de que no comulga con el ciclo formal que le cabe a un
músico popular, siempre buscando instintivamente reinventarse movido por el
inconformismo. En este tercer volumen de la de la colección
"Grabaciones
Encontradas" de Andrés Calamaro, cuyas primeras
referencias se editaron en los primeros años 90,recoge una grabación espontánea
realizada en pasado mes de mayo en Buenos Aires.
Según AC, una copia de estas grabaciones le llegó una
madrugada por correo y le resultó interesante en la espontaneidad y la pureza
de una grabación lejos de los elementos actuales de una grabación habitual.
Algo en el
sonido de estas grabaciones recuerda a las grabaciones de jazz realizadas en la
década de los años cincuenta, cuando los músicos se reunían una tarde
(probablemente una noche), acordaban un repertorio y grabarlo con las
prestaciones de la época.
La presencia de Andrés Calamaro y el piano de Germán
Weidemer llenan este disco de una pureza máxima, el canto y el sonido de piano
alcanzan una sensibilidad y profundidad como pocas veces habíamos escuchado. A
esto ayudan también las canciones, que abarcan del propio repertorio de
Calamaro, pasando por clásicos de Gardel y Lepera, Piazzola o Litto Nebbia,
eligiendo a la vez canciones habituales del repertorio eléctrico para adaptar a
una forma dinámica distinta, reinterpretaron repertorio que consideraron
importante y valioso por sus cualidades poéticas o armónicas
.Con los
sentimientos a flor de piel, hay versiones de canciones de sus discos con Los
Rodríguez tan alabadas como "Mi enfermedad" que
encuentran un nuevo público al que dirigirse, unos nuevos oídos a los que
llegar en forma de vibraciones suaves y reposadas. Y otros temas
ajenos como "El día que me quieras", de Carlos
Gardel y Alfredo Le Pera.
En el recital "Licencia para cantar " se
escuchará a Calamaro en estado puro, arte al servicio del
arte, acompañado de un trío de músicos -Germán Wiedemer,
piano; Antonio "Tonio"
Miguel, contrabajo y Martín Bruhn, percusión-.
Una excelente oportunidad para dejar
fluir los sentimientos
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