LA ESPANTADA DE FELICIANO
Pino Sangliocco, uno de los grandes “magnates” de las
giras que las grandes estrellas mundiales del pop – rock realizaban
por España, me llama por teléfono para anunciarme la actuación del
cantante y guitarrista portorriqueño José Feliciano en A Coruña,
el viernes 28 de octubre de 1983. Un concierto que llegaba doce años
después de que en la ciudad se le hubiera rendido a Feliciano un
homenaje con formato de Festival audio - visual merecedor de haber
entrado en el libro Guinnes de los Records.
Ni más ni menos que ocho
horas ininterrumpidas de audición de José Feliciano en 1971 y en el
Playa Club. ¡ Insólito! . Un Festival que un servidor había
confeccionado a instancias, y con la ayuda de material inédito en
España, aportado por Luciano Fuentes, director de promoción de la
RCA Española. “ Algo nunca visto ni imaginado. La Coruña musical
moderna – escribía Juan Guillín en el Ideal Gallego – nunca
había tenido una audición musical de esta categoría. Allí estaban
los comentaristas musicales coruñeses Ramiro Martínez Anido, Carlos
Cortón y José María Comesaña, Don Demetrio Salorio del Moral y
señora; Don José Sanz de la Helguera y señora;Don Luis Miranda
Baltar; Don Carlos Meijide y señora ;los señores de Astray y un
largo etcétera. También los equipos de TVE con Jorge Martínez
Pérez rodando y Ezequiel Pérez Montes informando. No faltaron
sorteos de regalos en buen número a base de discos, cassettes,
posters y toda la gama que puede ofrecer José Feliciano. El premio
grande, un tocadiscos, fue para Tonecho Entreambasaguas, que
fue muy felicitado”.
Volviendo al concierto de Feliciano, que venia avalado ni más ni
menos que por 32 discos de oro y dos premios Grammy, en el Pabellón
de Deportes, uno pensaba que era un gran acontecimiento ya que con la
excepción de actuaciones anteriores de grupos de renombre
internacional como Osibisa, Uriah Heep o Ramones, la ciudad estaba
alejada de los circuitos de las grandes estrellas. Dos días antes de
la actuación, lo entrevisto por teléfono y Feliciano me dice : “
Espero que el público salga contento de mi actuación. Tengo un gran
respeto por el público e intento ofrecer calidad en mis actuaciones
porque el público paga y exige. A veces los artistas defraudan al
público y yo soy muy exigente conmigo mismo, porqué me debo al
público”.
Se esperaba una asistencia al concierto por encima de las 5.000
personas, pero, no pasaron de 500 las que acudieron al Pabellón. La
frialdad ambiental se filtro hasta los camerinos donde José
Feliciano, no lo veía muy claro. Y no es que sea un chiste malo,
sino la realidad, toda vez que el artista portorriqueño se negaba a
salir a escena al serle comunicada la escasa asistencia del público.
Con media hora de retraso salió – casi a empujones –y fue
recibido con silbidos que sirvieron para incrementar su mal humor.
Después de actuar alrededor de 30 minutos, se levanta del asiento y
sin decir ni una palabra se agarra del brazo de su manager personal,
que había salido a su encuentro y abandona el escenario. Se
encienden las luces y todos pensamos que era un descanso, pero,
pasan 20 minutos y Feliciano que no sale.
Me acerco a los camerinos y
me dicen que Feliciano se había marchado al hotel. El concierto
había terminado y el público se quedó helado ante la “espantá”.
Mientras que yo, me remonto al éxito obtenido doce años antes por
una audición, que tuvo más gente que en el concierto del artista en
directo. ¡Cosas!.
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