.UNA FIESTA QUE NO FUE...Y ACABO CON "VETO"...
Mi
amistosa relación con Juan Pardo viene de cuando ninguno de los dos
peinábamos canas. O sea, largo tiempo atrás. En más de una ocasión me había
invitado a conocer su estudio de grabación en Aravaca
donde solía refugiarse para trabajar en su música.
Con la puesta en marcha de la emisora de Antena 3 Coruña -- 1983--, primera del circuito de Antena 3 Galicia, a la que me incorporo como jefe de programas --, concibo la idea, nada original pero si efectiva, de incorporar a la programación unos "jingles" cantados y musicados que sirvan de distintivo personalizado para esta cadena de emisoras . La experiencia que había tenido anteriormente en la "Radio Feliz", donde varios artistas y grupos habían grabado la cabecera de programas, y diferentes "jingles" promocionales para fijar en la audiencia la frecuencia de emisión, había dado muy buenos resultados por lo que me decidí a repetir el sistema promocional, no sin antes consultar a las altas instancias quedan el visto bueno a expensas de lo que tenga que decir la central de Madrid que, interesada por el proyecto, espera resultados para adoptar la fórmula a nivel nacional.
Con la puesta en marcha de la emisora de Antena 3 Coruña -- 1983--, primera del circuito de Antena 3 Galicia, a la que me incorporo como jefe de programas --, concibo la idea, nada original pero si efectiva, de incorporar a la programación unos "jingles" cantados y musicados que sirvan de distintivo personalizado para esta cadena de emisoras . La experiencia que había tenido anteriormente en la "Radio Feliz", donde varios artistas y grupos habían grabado la cabecera de programas, y diferentes "jingles" promocionales para fijar en la audiencia la frecuencia de emisión, había dado muy buenos resultados por lo que me decidí a repetir el sistema promocional, no sin antes consultar a las altas instancias quedan el visto bueno a expensas de lo que tenga que decir la central de Madrid que, interesada por el proyecto, espera resultados para adoptar la fórmula a nivel nacional.
Con luz
verde para el proyecto recurro a Juan Pardo, le cuento mis "necesidades",
y le pido que me adelante un presupuesto
para grabar en su
estudio el juego de "jingles" promocionales: "Vente para aqu¡
Nonito los grabamos, y después ya veremos". Insisto en la necesidad de
tener un presupuesto para presentar a dirección
pero Juan se
escapa: "No te preocupes. Después de la grabación ya hablaremos".
Una vez
en Madrid, en un restaurante gallego, expongo con mayor detalle a Juan las
intenciones que capta de inmediato y para las que aporta interesantes
innovaciones en el tratamiento sonoro. Nos metemos
en su estudio y durante varios minutos empieza a componer
lineas
melódicas que sustentarían el texto.
De entre varias selecciona una a la que le
añade, con voz pasada por "vocoder", el
indicativo.
En poco tiempo me hace escuchar el trabajo que considero
excepcional y muy novedoso. Graba tres versiones de diferente duraci¢n y me
entrega el producto. Habían transcurrido tres horas y ya tenia en mi poder unos
"jingles" extraordinarios firmados y rubricados por Juan Pardo. Le
pregunto el coste y me dice: " Que tengas mucha suerte Nonito...".
Al día
siguiente paso por Antena 3 y dejo unas copias para que escuchen
el trabajo y regreso rápidamente a Coruña para incorporarme a la emisora que
está a punto de empezar a emitir.
Presento el trabajo e insisto en el detalle que habia tenido Juan Pardo
para con Antena 3 Galicia, recalcando su participación personal totalmente
desinteresada. Algo que, por mi parte, considero
merecedor de agradecimiento.Comienzan
las emisiones en pruebas de Antena 3 Coruña mientras se prepara
la inauguración oficial en la que iban a estar presente to
do el
"staf" directivo de la cadena junto, con el presidente y miembros del
Consejo de Administración de la cadena nacional y la gallega.
Se prepara una gran fiesta presentación, coordinada en su parte
artística desde Madrid por el jefe de programas musicales de la
cadena, Paco Lafuente, que me llama para que gestione la presencia de Juan Pardo
apadrinando el acto.
Inicio
las gestiones y, una vez en marcha, me apean de las mismas hasta
que, con la aparición de los primeros problemas, vuelven a recurrir a mi
amistad con Juan Pardo en un intento de solución.
Juan
Pardo había aceptado el venir a la inauguración oficial de la emisora
y hacer acto de presencia en la misma. Pero lo que se pretendÍa
por parte de Paco Lafuente era que cantara algunas canciones y eso, ya era
"harina de otro costal". Por si fuera poco Paco
había metido el "codillo" al anunciar, sin consultar con Juan Pardo,
que actuaría, como número principal del acto.
Con esa posibilidad,
solo posibilidad, se hace la promoción de la fiesta y el
público
empieza a solicitar invitaciones para ver y escuchar a Juan Pardo con el que yo
nunca había hablado en el principio de las conversaciones de actuación sino de
presencia. Dos cosas muy distintas pero, supongo que se habria llegado a un
acuerdo con posterioridad.
Enterado
Juan de la publicidad que se estaba dando a su actuación me llama
por teléfono para interesarse por algo de lo que él no tenia ninguna noticia.
Le respondo que yo tampoco ya que era PacoLafuente
el que desde Madrid estaba coordinando la fiesta y me responde
que, precisamente con él, había hablado de presencia y no de actuación:
"Entérate de lo que pasa por qué, entre otras cosas, no tengo
grupo y así se lo dije. Por favor, no hagaís publicidad de que voy a cantar,
por qué no lo voy hacer".
Llamo a
Paco y le digo lo que hay: "Eso no es problema porqué‚ puede hacer dos o
tr‚es canciones en play back, y ya está, responde". Le pongo en antecedentes de que
Juan es un profesional que no le gusta hacer las cosas a medias y que evita el
"play back".
Ante mis dudas, Lafuente se muestra confiado en que
conseguir la actuación de Juan en "conserva"
y en esas queda el tema. Me despreocupo ya qué al fin y al cabo, es su
responsabilidad.
Tres
dias antes de la fecha fijada para la fiesta de inauguraciónPaco
Lafuente me comunica la rotunda negativa de Juan Pardo de cantar en
"play back" y la imposibilidad de hacerlo en directo. A todo esto la expectación
para asistir a la fiesta y escuchar a Juan Pardo es enorme por lo que la
decepción de los invitados puede ser considerable: "Intenta solucionar el
problema", me dice.
¿Ahora?, respondo molesto después de que me apartaran de las ges-tiones,
"Es todo tuyo. Si estás para llevar las "medallas", cómete también los "marrones".
Paco
Lafuente informa de las dificultades al director de Antena 3 Galicia
que me pasa la "patata caliente". No me queda otra que intentar
convencer a Juan de que "canturrée" alguno de sus temas más populares.
Después de darle muchas vueltas y de ponerle al pecho la "pistola" de
nuestra amistad, Juan accede a una solución de emergencia que nos permite salir
airoso del trance.
La idea
consistía en que todo iba a ser una sorpresa. El vendría como invitado a la
fiesta y, una vez en la sala, el presentador del a
fiesta, que era Nacho Dogan, lo llamaría al escenario para agradecer su
presencia y lo "asaltaría" con encarecidas peticiones para que
cantara. En el "guión" que habíamos confeccionado Juan y yo, el se
mostrar¡a reáccio a cantar por no tener acompañamiento y, la
"sorpresa", ya apalabrada de antemano, consistiría en que el
presentador lo "sorprender¡a" con la presencia de su pianista que
vendría con él desde Madrid-- ante lo cuál, no le quedaría más remedio
que echar unos "cantos" en plan testimonial.
Informo
a Paco Lafuente de la estrategia y respira tranquilo. LLega el
dia de la inauguración y paso a recoger a Juan Pardo por el hotel
para que participe en el programa "El tren de las 12" que se emitiria
en directo después de los actos y discursos oficiales. LLegamos a los estudios de la Avenida de Finisterre y allí estaba toda la plana mayor de Antena 3 junto a las autoridades. Trás
terminar los discursos de rigor empieza la programación y con ella una
entrevista de largo recorrido con Juan Pardo que finalizamos a las dos
de la tarde.
Todo el
mundo se habia marchado a la comida de inauguración y dejaron "colgado" a Juan Pardo en la emisora. Optamos por esperar a que alguien
viniera a recogerlo -- ese alguién en buena lógica debería ser el
coordinador Paco Lafuente -- y, ante la ausencia, Juan Pardo decide ir a comer
por libre con el pianista y conmigo a la Viuda de Naveiro.
Durante
la comida, repasamos el "guión" que habíamos preparado y quedamos
para las once de la noche en la discoteca "Manuel". Ningún problema.
Regreso a la emisora y Nacho Dogan, buen amigo,disc- jockey, que gozaba de popularidad discotequera con su versión del "Da, da, da", tenia que hacer las veces de
presentador y cantante, me expone las dificultades que encuentra para llevar a
cabo los dos papeles. Me cuenta que, durante la comida oficial había hablado
con el director de la emisora solicitando mi colaboración en las labores de
presentador y que se habia acordado mi presencia en el escenario para apoyo
logístico.
Resumiendo, que tenia que echarle una mano
-- al final fueron las dos con extremidades inferiores incluidas--
en las labores de presentador. De nuevo
metido en el fregado para sacar las castañas del fuego cuando estaban a punto
de quemarse. La verdad es que no me hizo ninguna gracia el "embolao"
pero no tenia salida. Minutos antes de abrir
las puertas a los invitados Nacho y yo repasamos el organigrama de presentación
del acto y, de buenas a primeras me encuentro
con la misión de presentar varios de sorteos con una lista interminable de
premios: "! Nos van a dar las uvas!, exclamé. Y nos dieron.
Mejor dicho, "me dieron" porqué‚ Nacho Dogan empezó presentando la
fiesta y a los pocos minutos me cedió el "lote" para que la
continuara.
Los
sorteos se hicieron eternos. No había manera de agílizarlos por la exageración
de obsequios para los asistentes. Intenté acortarlos
aparcando algún lote para mejor ocasión pero desde el Departamento
de Publicidad se opusieron por temor a que las casas comer
ciales
que habian colaborado se sintieran molestas. Comprensible.
Hago un
alto, presento la actuación de Nacho Dogan y, tras él continuo
sacando números premiados con viajes, bicicletas, tocadiscos..etc.etc.Por fín,
llegamos al esperado número final: la presencia en el escenario de Juan Pardo.
No había ningún problema ya que me sabia
de
memoria el guión toda vez que habia participado en su elaboración. Agradezco la
presencia en la sala de personalidades y dejo
para el final a Juan : " Tampoco quiso faltar a esta fiesta de
inauguración nuestro buen amigo y fenomenal cantante... Juan Pardo!...El público
le dedica fuertes aplausos y Juan Pardo corresponde
poniéndose de pié‚ y saludando desde la mesa donde estaba con el
pianista. Requiero su presencia en el escenario donde, detrás de unas cortinas
estaba preparado el piano.
Juan se
acerca a mi lado y empezamos a conversar. Lo noto raro, tenso, seco en las
respuestas, y con prisa por abandonar el escenario. Algo no marchaba bien.
Decido sin más entrar en situación y desarrollar
el guión : " Ya que estas aquí Juan, nos gustaría que interpretaras alguna
canción". El público se une a mi petición reclamando
que cantara y él se hace derrogar, como estaba acordado. Insisto y dice que es
imposible porqué no tiene acompañamiento y sin dejarme hablar añade:
"Había venido con mi pianista para cantar dos o tres canciones pero le
debió sentar mal la comida y está en el
hotel con un cólico. Lo siento pero no puedo complacerles".
Me quedé de
piedra mirando para el pianista que estaba sentado en la sala.Reaccione‚
como pude volviendo a insistir para que cantara pero Juan zanjó la posibilidad:
"De verdad lo siento pero no es posible". Dicho esto bajo del
escenario y se marchó de la sala provocando
un tumulto de susurros. La decepción fue grande. Todo el mundo esperando a que
Juan Pardo cantara y, Juan Pardo no cantó. Despido como puedo el acto y voy en
busca de Paco Lafuente que como el resto de los Directivos de Antena 3 estaban
indignados por
la
actitud adoptada por Juan Pardo. Nadie me explica nada y yo no tengo ni idea de
lo que pasó para que Juan se comportara de la forma que lo hizo, toda vez que
horas antes toda estaba resuelto.
Me
acerco al pianista y le pregunto si sabe algo: " Ni idea. Solo sé que
despues de entrar cuando nos sentamos en la mesa me dijo que no me moviera para
nada".Preocupado
y aguantando un chaparrón que ni mucho menos era para mí, pero que me cayó encima por la habilidad de "escaqueo" mostrada por Paco Lafuente
responsable de la coordinación de la fiesta, voy al hotel Finisterre en busca
de Juan Pardo para que me aclare
lo sucedido. Allí estaba sentado en el vestíbulo con gesto serio. "¨¿Qué pasó?", pregunto,... "menudo jaleo montastes" ... " A mi nadie
me hace de menos" , responde, "tú sabes que tenia muchas ga-
nas de
venir a Coruña y que me apetecia estar con vosotros en un dia tan señalado. Creo
que merec¡a un poco m s de atención y respeto. Se olvidan de mí en la comida y
cuando llego a la sala ni caso me
hacen... y después quieren que cante!... Lo siento por tí porqué te hice pasar un mal trago pero así no se hacen las cosas".
Juan
estaba realmente enfadado y yo tocado en la moral. Ahora, por lo
menos, ya conocía el origen de la discordia : Le habían tocado el amor
propio, el orgullo artístico y reaccionó impulsivamente.
Entendí los motivos de su enfado -- durante la comida lo habíamos comentado
aunque el asunto parecía quedar olvidado -- pero me pareció desproporcionado el
modo ‚todo empleado para mostrar su descontento. Había sido un trago duro que presagiaba problemas. Nos despedimos lamentando el
incidente y vuelvo a "Manuel"
para recoger a mi mujer.
Cuando
llego a Sta. Cristina ya quedaba poca gente en el local aunque los
comentarios sobre lo sucedido eran la comidilla de los "corros" de
gente que iban desalojando la sala. Al verme, me asaltan a
preguntas sobre los motivos que había tenido Juan Pardo para
dejar al
público compuesto y sin cantar. Eludo contestar por elemental discrección y,
abatido, abandono el marco del incidente.
Al dia
siguiente, lo primero que hago es pasar por el despacho del director
de la emisora para comprobar como estaba el patio; la comprobación no pudo ser
más agorera: ¡Tremendo cabreo!. Mejor no tocar el tema y esperar
acontecimientos.
A los
pocos dias, desde la central de Madrid, llega una orden interior que prohibe la
radiación de cualquier disco de Juan Pardo en todas
las emisoras de Antena 3. Intento hablar con Paco Lafuente, implicado
directamente en el desaguisado, para exponerle los
motivos de la actitud de Juan Pardo pero, elude cualquier tipo de
responsabilidad en el desagradable incidente escudándose en que la orden
proviene de la Dirección General.
La
censura duró tres largos años. La falta de tacto convirtió, lo que se presumía
iba a ser una gran fiesta, en recuerdo desagradable.
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