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Los conciertos con “pinchazo” de público y los que nunca se llegaron a realizar por “poca venta anticipada” y que en muchos casos fueron suspendidos, tras ser anunciados bajo la disculpa de problemas de salud , siempre con “certificación médica” por delante – se suelen quedar colgados en el limbo “histórico” a la espera de ser rescatados en alguna publicación anecdótica que, como esta, recopila al alimón historias e “histerias” de la escena musical coruñesa. Unos, los conciertos con pinchazo incluido, y otros, los conciertos con éxito absoluto – con reventón de público -- o “relativo” éxito artístico con entrada “chunga” --, alternarán en este capítulo en el que se narran algunos de los más “gordos”.
EL CONCIERTO MÁS “TAQUILLERO”
El primer “pinchazo”, con
suspensión, que recuerdo tuvo como protagonistas al cantautor argentino Eduardo
Rodrigo y su esposa Teresa Rabal en 1978, antes de comenzar a incursionar en el
mundo infantil y componer la obra musical para niños "Una cigarra llamada Teresa" que
los subiría en 1979 en el pedestal del éxito.
Eduardo Rodrigo tenía un buen
cartel en el circuito musical español al haber ganado en 1972 el festival de
Benidorm con la canción “A maría yo
encontré”, a la que seguirían “Indio”, “Por eso te quiero", "Uds.
mujeres", etc... Un buen día recibo su llamada telefónica para comunicarme
que estaban actuando por Galicia y que
vendrían a actuar a La Coruña. Yo era el contacto que le había dado en
la casa de discos RCA Fernando Muñóz, jefe de promoción, que fue quién me los
había presentado una noche en la madrileña discoteca “Carrusel”.
Pregunto el lugar donde darán el
concierto y me dice que será en el Pabellón de Deportes. Tiene dudas de que
este sea el recinto más idóneo para un concierto “acústico” como el suyo, y
tampoco se las saco de la cabeza. Andan
apretados de tiempo y el concierto estaba apenas sin anunciar. Se gestionan
entrevistas en la prensa y radio local donde se anuncia el concierto, y sin
carteles publicitarios, llega el día
del concierto.
Como es costumbre en mi, me
acerco al recinto uno hora antes y no veo a nadie en las taquillas. Voy a
saludarlos al camerino y la duda en cuanto asistencia de público revolotea
sobre la conversación… ¿Como lo ves? , pregunta Eduardo …”Hay que esperar al
tirón final de taquilla”, respondo caritativo para dar ánimos, pero, el
esperado “tirón” no llega y quince minutos antes de salir al escenario las
taquillas siguen vacías. Se habían vendido alrededor de cincuenta entradas – más o menos --.
Ante la evidencia de esta escasa
concurrencia, la pareja decide suspender el concierto y devolver en taquilla el
importe de las entradas. En el momento de la devolución Eduardo, con guitarra
en mano , y Teresa se acercan a la zona de taquillas y empiezan a cantar
ofreciendo un mini concierto al aire libre para quiénes que quedaron sin
poderlos escuchar. Sorprendido por esta actitud, se formó un corro que fue
aumentando con la incorporación de los viandantes que pasaban por allí. Al
final hubo aplausos, no solo para las canciones, de reconocimiento por el
“detalle” de los artistas.Fue, sin duda, el “concierto más taquillero” que
presencié en mi vida profesional.
Leo en Internet :
“Apenas comenzando el 1990
Lalo Rodríguez ofreció en España galas, en La Coruña, Vigo, Bilbao y Madrid
llenando la capacidad de las más populares plazas y discotecas. Cabe mencionar
que durante una de dichas presentaciones se encontraba entre su público el
afamado músico de jazz, Quincy Jones”.
No tengo constancia de lo que
sucedió en las otras ciudades incluidas en la gira, pero, en el concierto de La
Coruña, sorprendentemente, Lalo Rodríguez se llevó un buen batacazo al no congregar más de 150 personas en el Palacio de los
Deportes que terminaron de pié bailando salsa y cantando lo de “Ven, devórame
otra vez” que era sin duda la canción reclamo, el gran éxito salsero del portorriqueño. Gracias a ella, en 1989,
Lalo Rodríguez obtuvo tres importantes premios otorgados por la prestigiosa
revista “Billboard”: Cantante del Año en música tropical, Canción del Año “Ven,
devórame otra vez”, y Mejor Producción Discográfica del Año por su L.P. “Un
nuevo despertar” con el que volvía a los circuitos discográficos después de
cuatro años de silencio.
La verdad es el concierto de Lalo
pasó desapercibido y el pinchazo fue, al menos para mí, toda una sorpresa ya que
durante las Navidades del 89, y en fechas precedentes, había sido una canción de gran impacto popular. Con
posterioridad al mismo, y buscando posibles causas con el manager del artista
se le echó la culpa a la fecha del mismo, en pleno invierno, cuando los fríos y
los vientos congelaron las calenturas salseras que tendrían más movilidad y
aceptación en una sala de baile y no en Palacio de Los Deportes en los que la
única calefacción que existía era la “humana”.
Por cierto en el concierto de A
Coruña seguro que no estuvo Quincy Jones
ya que sería visible entre la poca gente que hubo.
1991, EL “AÑO DE LAS ESPANTADAS”
SE SUSPENDEN LOS ANUNCIADOS
CONCIERTOS DE BEE GEES, TRANSVISION VAMP Y SIMPLE MINDS.
La Concejalía de Fiestas, con
Eduardo Blanco al frente, estaba lanzada por los buenos resultados, más
artístico y de promoción de la ciudad que económicos, alcanzados en los
conciertos estelares de 1990. El de Prince en las instalaciones deportivas del
colegio de Santa María del Mar – el coste de la producción se había “salido de
madre” por el coste del cierre del recinto y las exigencias del artista – y el
doblete en el Pabellón de Deportes de Tina Turner con lleno el primer día y más
de media entrada el segundo.
Coincidiendo con la inauguración
del Coliseo – se cuenta que se hizo lo
posible para que fuera Paul McCartney, a petición del alcalde Paco
Vázquez, el que inaugurara el flamante recinto multiusos, pero, fue imposible -- y con la intención de incrustar a la ciudad
en el circuito de las estrellas internacionales de la mano del asesoramiento de
Jesús Manzano, -- gran conocedor de los entresijos del “show
bussines” desde su etapa como batería en destacados grupos de pop de los años
60 y principios de los 70 , entre ellos
el de Andrés Do Barro, y artífice de los
conciertos más importantes que hubo en la ciudad a nivel nacional e
internacional, se pone en marcha una programación de alto standing
internacional en el que figuraban artistas de la talla de Sting, Paul Simon,
Bee Gees y Transvision Band , entre otros.
El primero en llegar a La Coruña
fue Sting que el día 6 de junio de 1991 traajo al Coliseo su gira “ Soul
Cages”. Sin llegar al esperado abarrote, el recinto lució una buena entrada. El
siguiente concierto estelar, anunciado y con entradas a la venta para el
viernes día 28, era el de los Bee Gees. A pocos días del concierto una noticia
de agencia levanta la liebre: Los Bee Gees no actuarán en A Coruña”.
Desagradable sorpresa toda vez que se seguían pegando los carteles, vendiendo
las entradas anticipadas al tiempo que la Concejalía de Fiestas daba la
“callada” por respuesta. Al final, los Bee Gees no actuaron en el Coliseo. Se dijo
que se suspendía por insalvables “causas técnicas” cuando el motivo real fue la
poca venta de entradas anticipadas.
LA CORUÑA “NO SE QUEDÓ” CON PAUL
SIMON
Después del “petardazo” de los
Bee Gees tras no haber levantado su concierto ninguna expectación -- curiosamente en el resto de la gira española
tuvieron buenas entradas y buenas críticas – el Coliseo se vestía de gala para
recibir el 28 de julio -- el precio de
las entradas era de 2.500 pesetas -- a Paul Simon que llegaba a la ciudad con su “Born At The
Right Time Tour”, iniciado en enero de
ese mismo año . Un concierto estelar en el que Simon interpretaría los clásicos
de “Simón & Garfunkel" y exploraba la
música étnica, en esta ocasión de Brasil y Camerún. Junto a el venían
diecisiete músicos que cubrían el amplio espectro de la carrera musical de
Simón con el genial saxofonista Michael Brecket y el sin par batería Steve Gadd
al frente. La formación se completaba con el guitarrista Vincet N´Guini, cuatro
percusionistas brasileños – Sidihnho Moreira, Dom Chacal, Mingo Araujo y Cyro
Baptista--; el saxofonista Barney Rachabane; el trompeta Chris Botti, los teclistas Tony Cedras y Richard Tee; el bajista Armando Sabal Lecho y los guitarristas Ray
Phir y John Selolwane. Todos ellos arropados por la potente sección rítmica
brasileña de Olodum y las voces del trio “The Waters”. A todo esto había que
sumarle un innovador sistema de sonido con 105 canales de microfonía solo para
el escenario.
La verdad es que, solo con ojear
los créditos del concierto, a uno hacía
la boca agua. Prometía ser espectacular
y grandioso y lo fue.
Falló el público ya que
asistieron al concierto -- uno de los mejores, “posiblemente el mejor” que he
escuchado en mi vida profesional y no
solo en La Coruña -- , alrededor de 2.500 personas.
Los que faltaron y se consideran
aficionados a la música con calidad, se lo han perdido. Sonido impecable, con
cristalina nitidez, interpretaciones magistrales, impecables fueron llenando de
ritmos y melodías dos horas y media de un concierto de ameno e histórico repertorio,
desde Sound of Silence hasta The Boxer, pasando por Bridge Over Troubled Water."
y recreando los temas más destacados de los álbumes Graceland y The Rhythm of
the Saints --"The Boy in the Bubble," "You Can Call Me Al,"
"I Know What I Know," "Graceland," "Gumboots, "Late
in the Evening," "Still Crazy After All These Years, entre otros.
El Coliseo parecía, al final del
concierto de Paul Simón, un gallinero porque, quién más quién menos, teníamos
la “piel de gallina” por la emoción que
nos había proporcionado .
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