Hace años,
lo de hacer "doblete", o sea actuar en lugares distintos aunque
cercanos, no es que fuera habitual, pero se estilaba sobre todo en artistas que
con capacidad de convocatoria y ganas de currárselo. Recuerdo cuando en los
albores de su carrera, Julio Iglesias se marcó un "triplete" por tres
salas de fiestas de Galicia : sesión de tarde en una, sesión de noche en otra,
y sesión de madrugada en la última, que había sido en la sala Casablanca de las
Jubias en A Coruña . La distancia kilométrica entre estas tres salas ubicadas
en localidades próximas se lo permitía y él estaba forjando, con Alfredo Fraile
de manager, su carrera hasta el estrellato mundial que hoy ostenta.
Hoy, ya
nos vamos "acostumbrando" a que el concierto de un artista supere las previsiones
de asistencia y el recinto se quede pequeño y miles de personas en la calle.
En A Coruña, últimamente fue Sabina el que,
por abarrote de público en el primer concierto anunciado en el Coliseo, tuvo
que repetir al día siguiente por " mandato de sus incondicionales",
que en pocas horas colgaron para los dos conciertos el cartel de entradas
agotadas.
La noticia
de que Pablo López, que anunció con anticipación la venta de localidades para
el 6 de julio, en el concierto presentación de su disco "Camino,
fuego y libertad", dentro de su "Tour Santa Libertad", en el
Palacio de la Ópera de A Coruña, haya tenido qué anunciar, por agotar las localidades, un nuevo concierto
para el día siguiente, en el mismo recinto, hace que la "excepcionalidad"
de los "dobletes" sea algo menos insólito-
El "agotar" las entradas, es sin duda alguna un
éxito, aunque siempre hay que "valorarlo" en función de las
capacidades de los recintos. No es igual, colgar el cartel de "no hay
entradas" en la taquilla de un recinto con capacidad de 1.800 personas que
en otro con capacidad para 8.000.
Cada artista , en función de su status
actual, sabe que la elección de los recintos es primordial y prefieren -- es un
decir -- dejar al público sin entradas, antes de ver espacios vacíos . Otro
factor importante es la tipología de los conciertos que requieren una mayor
comunicación entre artista y público y buscan recintos de mediana capacidad
para que sea efectiva, aún a riesgo de colgar el cartel de entradas agotadas,
que por otra parte subraya siempre un importante poder de convocatoria.
Dicho esto seguimos caminando hacia al asunto central del
artículo, que no es otro que recordar la "primera vez" que en A Coruña -- de la que uno tenga
constancia -- un artista se
"salió" de las previsiones y sobre la marcha tuvo que anunciar nuevo
concierto para el día siguiente.¡ Lo nunca visto!.
TINA TURNER:"DOBLETE" EN LAS FIESTAS DEL ROSARIO DE A CORUÑA 1990
Hagamos un poco de historia, recordando el primer grupo de
"renombre internacional " que llegó a A Coruña. Fue el grupo africano
Osibisa, hoy considerado como uno de los "padrinos de las músicas del
mundo".
Llegaron en 1973 al
Pabellón de Deportes en verano, y su concierto no levanto excesiva expectación.
Hubo una mediana afluencia de público en las sillas, y las gradas estuvieron
medio vacías. Cuatro años más tarde, en 1977, Uriah Heep, una de las bandas referenciales por
entonces del rock británico. hizo explotar por primera vez el "heavy
metal" en la ciudad con una asistencia aproximada de 5.000 personas.
Hubo que esperar hasta el 13 de noviembre de 1981, fecha
en la que se vivió en la ciudad un acontecimiento musical del que, 37 años,
todavía se habla. Esa
noche, uno de los grupos más influyentes del rock, Los Ramones, pasó como una
locomotora por las tablas del Palacio de los Deportes de Riazor, teloneado por
unos "imberbes" Los Suaves. Más de 6.000 personas botaron
y rebotaron a
instancias de la energía "non-stop"
de Joe, Johnny, Dee Deey Tommy Ramone.
En 1983 llega el
cantante y guitarrista portorriqueño José Feliciano, que venía avalado ni
más ni menos que por 32 discos de oro y dos premios Grammy,
da un concierto
histórico. La "frialdad" del Pabellón de Deportes al que habían
acudido 500 personas, acortó el concierto y a los 30 minutos Feliciano se
despidió.
Hubo que espera siete
años para que estrellas del circuito internacional visitaran la ciudad. El 29 de julio de 1990,
Prince da un concierto en el
campo de deportes del Colegio Santa María del Mar con asistencia de 25.000 personas
aproximadamente. El éxito anima al Ayuntamiento a seguir por esa línea de meter a la
ciudad en el circuito musical pop-rock internacional, asumiendo los costes de
estos conciertos estelares como una promoción de la ciudad y captación de
visitantes.
En esos tiempos, el Coliseo no existía y el Ayuntamiento, con la
boca dulce por
el éxito de público logrado por Prince seguía apostando por las
estrellas internacionales, pero no había recintos en la ciudad para acogerlos.
Los gastos de producción del concierto de Prince, habían sido
"considerables" y ante la posibilidad de incluir la gira internacional de Tina Turner presentando
su álbum "Foreign Affair", no se lo pensaron dos veces y habilitaron el Pabellón
de los Deportes -- desahuciado para conciertos y con una acústica
"regular" -- para albergarlo en él coincidiendo con las "Fiestas
del Rosario" de la ciudad el día 1 de octubre de 1990.
Por entonces Tina Turner era una " bestia escénica", un
"terremoto" cuyo epicentro era
su voz rotunda de soul y el rock and roll, con la melena de león electrizada y
sus piernas musculadas bajo la minifalda , cautivaba audiencias. Dos años antes
en Rio 88 , festival celebrado en el Estadio Maracaná de Rio de Janeiro había
congregado en su concierto a 190.000 personas.
No hacía falta ser muy "espabilado" para suponer que con todo ese
potencial artístico Tina Turner iba a "salirse" de la capacidad del
recinto. Y así fue. El precio de 4.000 pesetas no fue impedimento para que
asistieran alrededor de 8.000 personas y las taquillas del Pabellón de Deportes colgaran
el cartel de " entradas agotadas". Con celeridad, se negoció un
segundo concierto para el día siguiente, al que acudieron aproximadamente 4.000
personas.
Fueron dos conciertos intensos, de 90 minutos de gran poderío. Junto a ella
en ele escenario la acompañaron dos bailarinas y una banda potente, con saxos
huracanados, briosa sección rítmica y guitarras aulladoras entre las que
destacaba la de John Miles,
quién por cierto había sido telonero del primer
concierto de los Rolling Stones en España, celebrado en la Monumental de Barcelona el 11 de julio de 1976, que
tuvo una destacada, aunque corta carrera en solitario con temas como "Music"
(1976) incrustados en lugares destacados de las listas de ventas.
Dos conciertos deslumbrantes con los
Tina Turner abrió el camino a los "dobletes" en la ciudad.
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