LAS
VOTACIONES DE UN JURADO CON CRITERIOS MUSICALES "DESAFINADOS
"
1977.
EL DÍA EN QUE LA SOPRANO MARÍA LUISA NACHE FUE "VOZ CANTANTE" DEL
JURADO DEL FESTIVAL LICEO LA PAZ
Hoy
día la búsqueda de nuevos talentos musicales ha encontrado en programas varios de televisión su "nicho"
de audiencia y popularidad.
Aunque
sin tanto ruido mediático estos festivales ya tenían en los años 50 y 60 una
gran acogida con las emisoras de radio como soporte. Recordar sino el
"Desfile de Estrellas" de RNE de Coruña que presentaba dos admirados, queridos y recordados
profesionales de la radio como fueron
Marinita de la Peña y Emilio Díaz, que alcanzo importantes cotas de
popularidad, convirtiéndose en un importante reducto de artistas noveles que
soñaban con alcanzar la fama en el mundo de la canción con sus actuaciones en
el teatro Rosalía Castro de A Coruña.
También
en Ferrol, y promovido por Radio Ferrol y presentado por Benito Vázquez había surgido otro festival, "Camino a
la Fama" . Años más tarde, creo recordar que en 1973, Augusto Cesar
Lendoiro, pone en marcha , en el salón de actos del Colegio La Paz, un Festival
de la Canción que, año tras año, fue creciendo en número de participantes y
asistencia de público. Tanto es así que, después de las eliminatorias de grupos
y solistas, que se celebraban en las instalaciones estudiantiles la gran final
tuvo que trasladarse al teatro Colón para dar cabida a familiares , amigos y público en general que
se desplazaba de toda la provincia para dar ánimo a los suyos.
Por
este festival pasaron quienes se sentían tentados por probar fortuna en el
mundo de la música como un joven Rodrigo Romaní -- co-fundador posteriormente
del grupo de folk Milladoiro, y el dúo Keltia por Álvaro y el hoy televisivo
Gayoso y el grupo de folk coruñés Cumbre. Los dos últimos grabarian después
sendos discos.Keltia, "Choca esos cinco", con la multinacional CBS y
Cumbre con la también multinacional EMI, el que llevaría por nombre, "Na
espesura do camiño".
EL
JURADO DE 1977
Aquí
entra en escena la gran soprano coruñesa María Luisa Nache, una de las grandes
intérpretes que España aportó a la ópera y cuya vida profesional y humana
engalana la relación de coruñeses ilustres, que formaba parte del jurado de la
IV edición del Festival.
También estaba el recordado Ramiro Cartelle,
compositor, musicólogo y crítico musial; el cantante Xoan Rubia; comentarista
musical Javier de Castro; Carlos G.Pardo, músico y profesor de música y un servidor.
Como
suele ser habitual en las charlas previas, los componentes del jurado acercamos
criterios para concretar, tanto el sistema de votación, como las valoraciones
de los artistas.
En
esos momentos un comentario de María Luisa Nache nos puso sobre aviso de sus
razonamientos sobre aquellos artistas que usaran guitarra eléctricas o
interpretaran o interpretaran sus canciones arropados por acompañamiento
electrificado y baterías.
Para
ella y para muchos aficionados a la ópera, los micrófonos eran una
"artimaña" que desfiguraba las calidades y potencias vocales y por
tanto todo lo electrificado" lo consideraba ruido. Y no fue ella sola la
que anunció su veto a la electricidad y al "ruido" puesto que a
Ramiro Cartelle asumió su parecer.
Lo
escuchado, iba a ser una "losa" en las puntuaciones de ambos para los
grupos de música moderna que se subieran al escenario. Y lo fue.
Ya
en el palco del jurado María Luisa y yo nos colocamos en sillones vecinos lo
que me permitió mirar de reojo, por curiosidad, los gestos de desagrado que
mostraba ante la actuación de grupos "electrificados" y el
"ruido" de la batería. Si a mayores, había "acoples", que
los hubo, ya no esperaba a que finalizara la interpretación y les "arreaba
un cero patatero" que dejaba ver de inmediato como muestra de su desagrado
y eliminaba de toda opción a los "obsequiados" por el
"peso" que el "rosco" entrañaba a la hora de confeccionar
la media de puntuación de todos los jurados.
Reunido
el jurado, y antes de emitir los votos ante un notario y de Augusto Cesar
Lendoiro, me acerco a María Luisa Nache para que intentara
"dulcificar" sus puntuaciones, donde abundaban los ceros otorgados
que visioné sin que ella hiciera nada por ocultarlos, y se mostrará un poco más
"generosa". No hubo forma de convencerla. A la vista de su negativa
expongo a Lendoiro la radicalidad de criterio de la soprano y obtengo de él una
sonrisa "sibilina" al tiempo que me dice encogiéndose de
hombros:"El jurado, dada su variada composición con miembros de diversa
procedencia musical, es "soberano".
Y
dicho esto, no dude en usar mi "soberanía" para igualar una contienda
que consideraba injusta y desigual ya que no se trataba de un festival de ópera
o música clásica, sino de música moderna en la que participaban artistas y
grupos "electrificados" y que ante la rotundidad de criterio de la
soprano, llevaban las de perder.
Cartelle, sin ser tan drástico, también voto a la baja por los "desméritos" técnicos, teniendo en cuenta los acoples del sonido, que realmente abundaron. Xoan Rubia y Carlos G. Pardo, votaban sin ningún tipo de prejuicio, mientras que Javier Castro se unía a mí en el festival de los "dieces" .
Ante el cariz irregular que tomaba las votaciones Lendoiro intervino para evitar el "desaguisado", pidiendo un consenso, evidentemente necesario, entre las partes. La plataforma del "10" rebajamos la puntuación máxima inmerecida recobrando la objetividad de nuestra valoración, mientras que María Luisa Nache sacaba los "ceros" de sus casillas y los sustituía por un "1", en vista de lo cual, los demás jurados maniobraron con sus votos para establecer un equilibrio en la puntuación final, en lo que era un festival de música moderna y no de "bel canto".
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