PEQUEÑOS PERO MATONES
Glosa a los discos “redondos, pequeños y
con agujero grande en el medio”
Hoy, cuando los “sencillos” de vinilo solo giran en tocadiscos de coleccionistas y aficionados de tronío quiero rendirles un homenaje por lo muchas satisfacciones que han dado, a mi—supongo que también a millones de aficionados -- y a la música moderna en general. Ellos, los “singles” han sido el vehículo perfecto para la propagación del rock´n´roll, articulando esperanzas y temores de los adolescentes de los primeros años 60.
La música nacida en los 50 tuvo durante los 60 una
transformación vital en la que los sencillos asumieron el papel de ideólogos y
activistas de la revolución a 45 r.p.m.
Hoy , los tiempos han cambiado pero uno, aupado en la atalaya de la nostalgia
sobre los pick-ups de maleta y juke-box—aparatos reproductores y auténticos
forjadores de de éxitos a través de sus listas específicas—se siente
obligado a rememorar en grandes trazos
la historia de estos personajes tan entrañables que, han llenado muchas horas
de nuestra vida, provocando un variado espectro de sensaciones y emociones.
“Enlatando distorsión libre”
“Yo
no no concibo la historia del rock´n´roll sin la mediación de los “singles”.
Ellos fueron los que, a nivel local, mostraron nuevas corrientes, las cosas más
relevantes y felices”.John Fogerthy
Los sencillos nacieron al mismo tiempo que el
rock´n´roll. Fué la RCA Victor la primera compañia discográfica en lanzar al
mercado estos soportes fonográficos de 45 r.p.m como respuesta a la
comercialización del lp de 12
pulgadas realizada por la compañia Columbia. Era el año
1949 cuando un ejecutivo de la RCA declaraba a la revista norteamericana
“Saturday Review”: Los ingenieros han enlatado con garantia de uno a tres
minutos de distorsión libre”.
Los pioneros del rock´n´roll no tardaron mucho
tiempo en explotar las posibilidades de este nuevo medio y, seis años más tarde,
el escaparate de la industria estaba en la lista de los 100 Singles más
vendidos o más escuchados a través de emisoras de radio y “juke-box” . Con esta
pasta se formatearon los grandes mitos y leyendas.
Ellos , los “singles”, fueron el mejor muestrario de
los nuevos sonidos para la música, como en
el caso de la Motown en la ciudad
de Detroit, que se localizaban inicialmente a nivel local. También ejercieron
el papel de embajadores puesto que, la invasión musical británica de los años
60 tuvo en ellos su mejor medio de propagación. En 1963, los “sin- gles” se encontraban en su mejor momento,
revitalizando y reinventando el rock´n´roll el rock´n´roll de los años 50 con
incursiones en el territorio de los “teen idols”—ídolos de adolescentes --.
Los “speakers” dejan paso a los “disc jockeys” que
cabalgan a lomos de los “singles” cantando, gri- tando, hablando o aullando.
Las formas y maneras de presentar la música sufren un cambio en los programas
espicializados en música rompiendo la monotonía, la rutina programática de las
grandes cadena radiofonicas, más conservadoras y orientadas hacia los oyentes
adultos. Los “sencillos” complicaron, afortunadamente, la radio americana
mostrando un inconformismo que, poco a poco, fue arrinconando los programas de
los cantantes “standars” ya consagrados, incluyendo las grabaciones a 45
r.p.m de los suburbios, los sonidos de
garaje, y en general de todos los nuevos sonidos y conceptos.
Los sencillos al poder...
Fue durante el mandato del sencillo cuando empezamos
a escuchar en España las versiones en castellano de los grandes éxitos del
rock´n´roll y las canciones sexymentales, con susurrudo de oido incorporado,
que llegaban en la recta final de los guateques para ambientar la tanda de las
lentas en los tocadiscos de maleta, con
altavoz incorporado. También gracias a ellos los americanos comenzaron a
escuchar con las primeras calenturas de los 60, “My Generation” de Los Who y
“You really Got Me” de los Kinks como adelanto de los que llegaria después con
los Beatles y con los Rolling Stones y como contrapartida al desembarco yanki
en las emisoras piratas británicas.
Con el paso del tiempo, y la llegada de las emisoras
de FM , los “singles” cedieron cuotas de su poder en las programaciones
especializadas de radio y el LP recuperó su estabilidad programática . Los DJ´s
rebajaron su speed prestando una mayor antención al contenido de los álbumes
para profundizar más en los contenidos
genéricos que en la historia unitaria de una canción.
Los temas volvieron a aumentar su duración y el LP
avasalló, aunque solo momentaneamente, a los peques. Los “Top 100 Charts”
volvieron a captar seguidores y el entusiasmo por los singles resucitó de
entre los “roscos" grandes y negros con un agujero pequeño en el centro”.
La “Thirty something generatión” volvió a buscar en
el sencillo para conocer las nuevas expe- riencias musicales de finales de los
70... la nueva música de la revolución, el “punk”, la “new wawe”, el electro
pop y otros géneros musicales encontraron en las rosquillas de vinilo un
estupendo caldo de cultivo para su crecimiento y expansión.
Los “minis” se hacen “maxi” y
acaban en CD´s
La “dance music” hizo crecer el tamaño de los
“singles” en los años 70, aunque mantuvo su espíritu revolucionario respetando
las 45 r.p.m. Los nuevos avances tecnológicos aumentaron el grosor de los
surcos y apri- sionaron en ellos ritmos que los DJ´s retorcieron en chirriantes
“scrachs”. Los “samplings” y demás artilugios electrónicos prolongaron el
tiempo de duración de los maxi-singles por encima de los cinco minutos y las
revoluciones son sustituidas por los beats por minuto que facilitan la mezcla
en las sesiones de discoteca.
De tanto crecer, los “singles” están en fase de extinción. El formato originario reposa en las estanterías de los aficionados nostálgicos y de los coleccionista que los guardan como auténticas joyas por las que, en muchos casos se cotizan muy caro. El formato maxi, a pesar de que resiste en las zonas de baile, pronto sucumbirá al progreso. Ahí están los CD´s singles en los que se ha vuelto a encarnar el indomable espíritu de aquellos acetatos que, con sus 45 revoluciones por minuto, sirvieron como nadie a la causa del rock´n´roll.
De tanto crecer, los “singles” están en fase de extinción. El formato originario reposa en las estanterías de los aficionados nostálgicos y de los coleccionista que los guardan como auténticas joyas por las que, en muchos casos se cotizan muy caro. El formato maxi, a pesar de que resiste en las zonas de baile, pronto sucumbirá al progreso. Ahí están los CD´s singles en los que se ha vuelto a encarnar el indomable espíritu de aquellos acetatos que, con sus 45 revoluciones por minuto, sirvieron como nadie a la causa del rock´n´roll.
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