LA ORGANIZACIÓN DEL CONCIERTO AÑADE FILAS DE SILLAS Y SE MONTA LA "MARIMORENA" EN EL PABELLÓN DE DEPORTES DE A CORUÑA...
La actuación de Camarón de la Isla y Tomatito en Coruña, había levantado una gran expectación entre los
entusiastas del flamenco. La empresa G&G, que se dedicaba a la organización
de veladas de boxeo y espectáculos musicales, había contactado conmigo para que
les asesorara y prepara la logística de una serie de actuaciones que tenían
previsto realizar en Coruña, entre las que se encontraba la de José Monge,
"Camarón de la Isla", que concentraba el fervor y adoración de los
gitanos y el aplauso de los aficionados al flamenco.
Aún
reconociendo la genialidad de este monstruo del flamenco,no tenia muy
claro su capacidad de convocatoria en la ciudad, por mucho que los
empresarios me expusieran reiteradamente algo que ya sabia: su
condición de número uno. Mis dudas se centraban exclusivamente en torno al " número " de
aficionados de verdad -- los de boquilla, que suelen ser muchos, rompen las
previsiones y " boicotean " encuestas -- que podrían acudir "
aproximadamente " al Pabellón de Deportes.La verdad es que no lo tenía
nada claro.
Con dos
semanas de antelación se ponen las entradas en la tienda de discos
"Nito's" con respuesta inicial de publico que me deja
sorprendido.Desde el primer día empezó a acudir una inesperada
cantidad de personas que compraban inusuales cantidades de entradas."!
Esto funciona ",pensaba en la convicción de que se trataba de
reventas que "olfateaban " un buen negocio. Al segundo día, ya se
había agotado el taquillaje más caro, el que correspondía a las
primeras filas de sillas. El perfil de los compradores, con mayoría absoluta
de personas de etnia gitana, me indujo a sustituir la opinión de inicial sobre
la personalidad de quiénes
habian comprado el primer dia una cantidad tan elevada de entradas
.No eran
"reventas", eran fanáticos de Camarón que compraban entradas para
toda la familia .Llegaban, sacaban un buen fajo de
billetes, pedian 20 ó 30 entradas ,pagaban sin rechistar y se marchaban. Al
tercer día,empezaron los problemas. Con las primeras filas cubiertas,
las muestras de descontento empezaron a hacerse patentes cuando
se indicaba que la fila más próxima al escenario era la 7 ..."!
Anda resalao, ¨no tienes ninguna de cerca guardada por ahí?", preguntaban
a la vez que aireaban billetes de mil pesetas como propina.
Otros manifestaban su intención de pagar "lo que fuera " por estar
cerca de Camarón...!Es que es Diós!, exclamaban con pasional
vehemencia
algunos.Gitanos de toda Galicia peregrinaban devotamente a las taquillas para
estar lo más cerca posible del " divinizado " Camarón de la Isla.
En vista
del cariz que estaban tomando los acontecimientos, y de la marcha de la ventas
de entradas, contacto con los organizadores para
ponerles en antecedentes de la situación : Todo el mundo quería "primeras filas". Si no las había, se marchaban sin comprar la entrada.
Tanto es así que al cuarto día de estar a la venta las localidades, con los
primeros bloques de sillas agotados, se dejaron de
vender prácticamente entradas.Del optimismo de los primeros días
pasamos a un total pesimismo. No solo no habría una buena entrada
sino que, el bajón de venta anticipada, auguraba un pinchazo.Apenas se habían
vendido localidades de gradas y del tercer bloque de sillas
LLega el
d¡a del concierto y acudo a la cita programada con el representante
de Camarón para hacerle una entrevista. El lugar de reunión
era la cafetería del Hotel Riazor donde me estaba esperan
do con
su inseparable guitarrista Tomatito. Me atiende educado, pero
se le nota distante y ojeroso. Está cansado y se mantiene a la defensiva. Sus "problemas" de adicción y solo cuando sale a relucir algunas anécdotas de la actuación
de Paco de Lucia en Coruña, su mirada parece recobrar intensidad.
Le
comento el movimiento de entradas anticipadas, y como se han vendido. Casí no
habla pero sus ojos avivan la expresión cuando le cuento detalles y reacciones
de su gente. En un momento de la conversación empiezan a llegar a la cafetería
mujeres gitanas con niños en brazos para que Camarón les " pusiera sus
manos " a manera de bendición.
No pod¡a creer lo que estaba viendo.Si no
fuera por el lugar donde nos encontrábamos, bien podría ser un ritual religioso
celebrado en un templo. Quiere
dormir un poco antes de la actuación y nos despedimos hasta el
concierto. Voy al Pabellón para supervisar los últimos detalles y
ver como va la taquilla.
! Sorpresa! , y no agradable. La organización, en
vista de la demanda en taquilla de primeras filas -- se repetía la dinámica de
la venta anticipada -- y acuciada por la escasa demanda de localidades alejadas
del escenario, toma la resolución de añadir un bloque de sillas en la parte
delantera y poner las entradas a la venta. Considero
un engaño el que, después de haber vendido las entradas debidamente
numeradas como de primera, segunda o
tercera fila, el público
se encuentre con la desagradable sorpresa de estar en la quinta,
sexta o séptima fila. Un engaño grave que, a mayores, posi bilita
una posible alteración " gorda " del orden público dado el máximo
interés mostrado por parte de los madrugadores compradores de estar
a la " vera, vera " de Camarón. Vamos..., encima de él, si fuera posible.
Protesto,
pero ni caso. La evidencia de recaudar 500.000 pts m s, supera
mis preocupados augurios, compartidos por el personal del Pabellón . La
organización " asume " riesgos
y, a los pocos minutos de ponerse a la venta, esas entradas se agotan. Los últimos en llegar
serían los primeros...
Se abren
las puertas y la gente entra, en avalancha, corriendo a ocupar las primeras
filas sin tener localidad para ello. Los acomodadores se las ven y desean para
sentar en los lugares correspondientes a la numeración de las entradas. Se
impone la táctica del "
aquí te cojo, aquí me siento ". Hombres, mujeres y niños, incluso
bebés, se avalanzaba a por los asientos vacíos próximos al escenario.
Casi nadie recurre a los acomodadores, algunos de los cuáes cuelgan el
brazalete distintivo y se " abren"
ante las múltiples discusiones y los conatos de pelea que suscita el
" quitamé de la
silla ". El desaguisado provoca un largo retraso sobre el horario
anunciado lo que añade a la situación de desorden sonoras muestras
de desagrado.No lo dudo, me cuelo en los camerinos y aviso a
Camarón para que salga a escena y calme los excitados ánimos.Así sucede.
Me tocaba presentarlo y cuando
Camarón y Tomatito suben a un sobrio escenario,
decorado
en negro, es recibido con muestras de entusiasmo por parte de los asistentes.Bajo del escenario, tra una breve presentación, y me pongo junto al acceso a camerinos, desde
dónde observo como la actuación de Camarón ejerce de bálsamo ambiental
tranquilizando a las " ma - sas". Es solo un espejismo que no vá más allá de la segunda canción.
Pronto
se reproducen las maniobras de trasiego en las locali dades y, el tono de las
discusiones aumenta de tal manera que, el mismísimo
Camarón, tiene que pedir silencio y tranquilidad. Los
organizadores estaban " ausentes ",haciendo caja y despachando con la
S.G.A.E. a puerta cerrada ,mientras aquello se estaba calentando más de lo
normal. En vista de lo cuál, opto por acercarme a los tres Policias Nacionales
que estaban en el " backstage " y les cuento mis miedos y temores. A
punto de hacer una inspección ocular para contrastar mi información, suenan
dos o tres " golpes " secos que retumban en el Pabellón.! Son
disparos , grita uno de los agentes emprendiendo la carrera con sus compa¤eros
hacia la zona donde
empezaba a aglomerarse la gente. Yo, me quedo " tieso "al pié de
la escalera del escenario, mientras se monta una auténtica batalla
campal a pocos metros.
Busco con la mirada la puerta de salida más
próxima -- que era la misma que comunicaba con los cameri nos -- y, en pocos
segundos, veo como una incontrolada masa de mu jeres y niños, gritando y
llorando, intentaban salir por ella. Junto al electrecista del Pabellón pido
orden y calma para facilitar
el
desalojo a la vez que pretendemos abrir una hoja mas de la puerta .
Inútil, no habia manera de parar la desbandada ... Regreso al pié del escenario y me encuentro con los Policias Nacionales que iban a
buscar refuerzos para controlar la batalla campal.
Con la
salida totalmente bloqueda y los " congojos" por agmídolas,miro
para el escenario y veo plantados en el mismo a Camarón y Tomatito
que seguian atónitos el espectáculo. Mi espíritu de supervivencia me "
recomienda " refugiarme en su compañíia. Nadie mejor que ellosl
para defender mi integridad física, pensé y, con la misma lo cojo de los hombros y me situo a su espalda, utilizándolo a manera de "parapeto" Camarón estaba extrañamente sereno aunque
murmuraba
repetidas veces..." ! Siempre pasa lo mismo. Siempre pasa lo
mismo" , torciendo el gesto en desaprobación de la absurda violencia
generada por algunos
"representantes" de la etnia gitana...Como quién no quiere la cosa,
puse mis manos en sus hombros y lo fui dirigiendo hacia los camerinos y Tomatito enganchado al "tren"mientras gritaba:
"! Abran paso,abran paso, es Camarón" y, milagrosamente, el
"paso se abría ".
Una vez
a salvo,intento llegar al teléfono de la portería del Pabellón para llamar a
La Voz de Galicia y dar la noticia de la " batalla campal" que,
según la Cruz Roja, arrojaba varios heridos de armas de
fuego y blancas.De repente, veo como salen de las taquillas los
organizadores ajenos a todo el mogollón que se habia montado a causa de
las sillas " a mayores ". Se quedan demudados ante el cuadro.
Acto seguido, llegan varios coches patrulla de la Policia Na-cional y disuelven los últimos grupos
"combatientes" mientras los heridos son trasladados a la Ciudad
Sanitaria. Hablo
con el mando de la Policia y me ruega que espere para infor mar sobre lo
sucedido. Se hacen varias detenciones y se saca la " conclusión " de
que, allí,...no pasó nada. Nadie había disparado, nadie había sacado navajas y
los heridos se habían " lastimado " al intentar salir. Ninguno de los
bandos implicados en el conflicto
denunció al otro. Un ataque de amnesia colectivo fue el resultado obtenido por
parte de la policía al intentar aclarar las causas de aquella
trifulca colectiva. Era "la ley del silencio" . Doy mi versión de
los hechos y marcho para casa .
Al día
siguiente supe por las informaciones de la prensa que tampoco los heridos
hospitalizados, ni sus familiares, habían arrojado luz
sobre el tema.Todo había sido un " sueño " del que se despertó a
las pocas semanas con la noticia de un incendio,al parecer intencionado, de
varias chabolas de gitanos en Ferrol, al que le sucedió otro, esta vez, en un poblado gitano de Coruña..
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