sábado, 1 de diciembre de 2018



HACE 37 AÑOS:
EL DÍA QUE ME EMPAPÉ DE ROCK AND ROLL EN EL "RÍO" DE BRUCE SPRINGSTEEN




Repasando el amplio listado de conciertos que uno tuvo la suerte de presenciar a lo largo de más de 50 años de contactos con la música, asistiendo a conciertos en diferentes países, hay uno que llevo tatuado preferentemente y fue al que asistí el 21 de abril de 1981 en el Palacio de los Deportes de Montjuïc, cuando Bruce Springsteen vino por primera vez a España a presentar su disco “The River”.

El Boss vino posteriormente en dos ocasiones a Santiago. La primera durante el Xacobeo de 2003, inaugurando el Auditorio del Monte do Gozo. La segunda, en 2009, con una asistencia de 40.000 personas.

Allí estuve disfrutando de los conciertos, pero sin llegar al impacto emocional que experimente la primera vez que lo vi y escuche en directo hace 37 años .

Un concierto  que tengo mitificado, al que asistí junto a colegas de la prensa, radio y Tv  española, invitado por la multinacional discográfica  CBS.

Bruce Springsteen ya había cosechado gran éxito mundial con su tercer disco, Born to Run (1975), y con el cuarto, Darkness on the edge of town (1978), pero en España su popularidad andaba algún peldaño por debajo que en los países anglosajones.

Aquí el mito fue engordando gracias a grabaciones piratas adquiridas por correo postal y posteriormente difundidas de casete a casete, mientras las publicaciones musicales especializadas ejercían su impagable labor de prescripción y análisis.

Para cuando en octubre de 1980 llegó a las tiendas el quinto trabajo de Springsteen,The River, su éxito mundial comenzaba a ser real y en España ya había mimbres para una primera visita.

En el recinto habría alrededor de 6000 personas y bastantes huecos en las gradas hacia donde nos dirigimos para contemplar y escuchar el concierto de quién se anunciaba promocionalmente como el “nuevo Bob Dylan” en sus primeras grabaciones .

En los minutos previos a la salida del boss, por los altavoces sonaba un surtido de soul y rhytm and blues que calentaba el ánimo.

Música norteamericana que se alzaba como documento de identidad de lo que posteriormente íbamos a escuchar, en unos momentos musicales en los que el pop británico vivía un espléndido momento y “solapaba” en las listas a la norteamericana .

Springsteen se plantó en el escenario con una estética de largas patillas, amago de tupé y chupa tejana acompañado de la E Street Band con Miami Steve Van Zandt, a la guitarra,en la batería  Max Weinberg, le pegaba a los cuatro tambores que utilizaba como un verdadero poseso. Gerry Talletn, hacía sonar el bajo con "golpes salvajes", mientras Roy Bittan, al plano, y Danny Federici, al órgano, creaban los ambientes, y, al final, Clarence Clemons, al saxo, "lanzaba" unos solos que cortaban el aliento. 

Un prodigio de banda a la altura del jefe

Lo que escuché me aplastó literalmente en el asiento y también a Rafa Revert el gran jefe de Los 40 Principales, que estaba a mi lado.
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Lo cantó todo, piezas de todos sus elepés,canciones de Creedence Clearwater Revival y de Woody Guthrie. Empezó con "Factory" y después de tres horas  acabó con un  medley rockero de alta tensión .

La primera parte duró hora y media ,con un descanso de treinta minutos, y el "jefe" volvió al escenario , para continuar luego a un ritmo frenético, como si hora y media de actuación fuera sólo un precalentamiento, que me dejó pasmado. por el desarrollo no solo musical sino por detalles de "inseguridad" puesto que el público llegaba literalmente al pié del escenario a no haber barreras de seguridad y Bruce invitaba a las fans a subirse al escenario (algo inédito por entonces en un concierto multitudinario de rock) .

Los asistentes que estábamos "apabullados" desde un principio por la intensidad y la marcha del héroe, pasamos ahora a alucinar con su resistencia física. Una hora y media más y aquello parecía no tener fin. Pero lo tuvo.
Cuando los músicos se retiraron del escenario la "bronca" fue sonora. Todos queríamos más
Nadie se movía, a la espera de los "bises" que llegaron con el frenesí rockero de Rosalita (Come out tonight), 



la gradilocuencia de ·"Born to run" y el descabello final con la fiesta desbocada del "Detroit Medley"




Un concierto INOLVIDABLE que tengo enmarcado en la zona VIP de mis andanzas musicales y me dejó "secuelas" de satisfacción que al día de hoy aún revivo cuando pincho el vinilo de The River.


Se dice que este concierto quedó grabado también en la memoría de Srpringteen  como una noche donde se quedaron estupecfactos con la respuesta del público.

Sin duda este concierto lo tengo enmarcado en la zona VIP de mis andanzas musicales y me dejó "secuelas" de satisfacción que al día de hoy aún revivo cuando pincho el vinilo de The River.


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