Galicia
se convierte en una fiesta cuando llega el verano. Aldeas, villas y ciudades se
engalanan en estas fechas con infinidad de actos festivos en los que la música
lleva la "voz cantante" con las comisiones de fiestas y los
ayuntamientos confeccionando programas con entrada libre y no "gratuitos"
como erróneamente suele decirse, ya que lo "gratis" ya está pagado de antemano.
En este ambiente de
diversión existe siempre una competitividad para lograr superar en popularidad las
"fiestas de los vecinos" , confeccionando programas para todos los
gustos y edades con actividades diversas como complemento de los conciertos o
sesiones de baile.
La consideración de "buenas" suele aplicarse a
unas fiestas por lo regular por el número de personas que acuden a ellas,
dejando de lado, a menudo, la calidad artística de las mismas, porque básicamente
se busca la diversión y que en ella participen
residentes y visitantes para dar como colofón final un número de
asistentes que "justifique" la inversión y subrayen el éxito de las
mismas.
De ahí que el resultado final de
unas fiestas se mida por el público congregado, entablandose una batalla de
cifras difícil de cuantificar que está en función, en el caso de las "fiestas
gratuitas", del interés de los organizadores, para demostrar la "rentabilidad"
de las mismas y su poder de atracción
turística, puesto que el turismo genera dinero en donde se celebren.
Es por
ello que los programas de fiestas, incluidos los festivales, deben de
confeccionarse no solo como portadores de diversión -- la cultura también lo es -- sino también como una
inversión promocional de villas y ciudades, que en muchos casos reciben la
visita de un número de personas superior a los habitantes -- en el caso de las
villas --.
No es fácil contentar a todo el mundo con un programa de fiestas y
si estas duran un mes, como el caso de las Fiestas de María Pita, de A Coruña,
los presupuestos se disparan por una dispersión programática que es un
"saco sin fondo" .
Pero eso, ya es "otro" cantar, así que
tengamos las "fiestas en paz" y disfrutemos de ellas porque mañana
será otro día, el de dar las "cuentas".
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