Ahora que le han concedido el Nobel a Bob
Dylan, abro el baúl de los recuerdos para rebuscar en él, aquella primera vez
que lo escuché remontándome a mi época de
estudiante en Madrid cuando, allá en la frontera de los años 50 y 60, para
"amenizar" los estudios, cogía la "Caravana Musical", primero,
y después me subía al mítico "Vuelo 605" para escuchar música y
canciones que Ángel Álvarez, radio telegrafista de Iberia, traía desde el otro
lado del Atlántico en sus constantes visitas
para adquirir discos que todavía no llegaban a España y que después programaba
con su inolvidable voz en sus espacios radiofónicos enriqueciendo el
triste panorama musical de la época, y abriendo los oídos a varias generaciones
de oyentes agradecidos que siempre le pagaron con su fidelidad. Como es mi
caso.
En sus viajes Ángel, "mendigaba"
vinilos en las discográficas americanas vestido con su uniforme de piloto y
explicando su doble condición de piloto y locutor. En una de aquellas casas de
discos le entregaron el primer single de Bob Dylan, que introdujo en España sin
saber quién era el futuro mito pero reconociendo la potencia de su música.
Le gustaba recordar con una sonrisa la anécdota de la primera vez que tuvo un
disco de Bob Dylan: "Había ido a la CBS a pedir algo de material. Les expliqué mi
historia, que era aviador y tenía también un programa de radio en el que ponía
música que entonces en España no se escuchaba, y el hombre que me atendió -que
se llamaba Satanley West- me entregó un montón de discos, entre ellos un
sencillo de Dylan, porque aún no había sacado un elepé, en el que por una cara
estaba el Blowing in the wind y por la otra Don't think twice, it's all right.
Cuando llegué a España, lo pusimos. Allí estaban Salaverri, Revert, Álvaro
Feito, Ramón Trecet... en fin, todos. Y empezamos a oírlo y a preguntarnos: "¿Y
este tío quién será?" Y uno decía: "Éste debe ser un tío viejo".
Y veíamos que estaba al lado de un cactus... Ni puta idea teníamos (risas). Y
era Dylan".
Y así conocí a Bob
Dylan escuchándolo en el programa de Ángel Álvarez cuando servidor hablaba inglés por
"señas". Tal vez por eso, no me hizo tilín al desconocer el contenido
y significado de sus letras interpretadas con una voz que sonaba a un
"maullido gatuno", hasta que me fui metiendo en el cogollo de los
"folk singers" norteamericanos en el que inicialmente estaba "empadronado"
y en el que sonaba como el heredero de
Woody Guthrie, hasta que quedó "desheredado" como tal, al salir al escenario del Festival
de Newport, el 25 de
julio de 1965, donde los puristas iban cada año
al encuentro, sobre todo, de sus propias convicciones. Ante un público, que era una congregación de abanderados
de la canción protesta, los soldados del folk , militantes más que aficionados,
que no buscaban entretenimiento sino que les impartieran doctrina, Bob Dylan apareció
en el escenario con una Fender Stratocaster, que
no se parecía en nada a las guitarras acústicas que llevaba las otras veces que
estuvo en aquel festival , y la "montó enchufándose"y comenzando a cambiar
el curso de la música popular como quien obliga a las aguas de un gran río a
correr en otra dirección.
A partir de ahí, mi inicial apatía por Dylan --por falta de
comprensión -- empecé a navegar por su
extensa obra y saboreé , sigo saboreando con deleite, su contenido social y
poético, gracias al descubrimiento de mi maestro Ángel Álvarez, quien marco mi
andadura radiófonica y también mi ánimo "mendicante", como buen
díscipulo, que me llevó a recorrier las
compañías multinacionales en Madrid en busca de una "limosna" en discos
, incluso no editados, que después ponía en mis espacios radiofónicos.
En un crucero
patrocinado por la discográfica RCA para presentar la colección "Genuino
Sabor Americano", con canciones e intérpretes seleccionados por el maestro
de la radio musical Ángel Álvarez-- mi maestro -- y patrocinada por Malboro,
converso con Ángel y le cuento la historia de la "Radio Felíz". Le
gusta y se une al equipo con dos maravillosos programas musicales de
emisión alterna :"Los Recomendables" y "Los
Indispensables". !Vaya gozada!...con un ¡ Bienvenidos amigos del
Noroeste!, su voz pausada y profunda nos introducía con sabiduría y experiencia
en su mundo musical..."
No hay comentarios:
Publicar un comentario