El
"flaco de Úbeda" , está que se sale...Después de "negarlo
todo" por España adelante durante 2017 -- en Coruña lo hizo en dos
conciertos en el Coliseo, los días 22 y 23 de julio, con entradas agotadas -- y
cruzar el "charco", sigue "negándolo todo" , menos el éxito
de su último disco -- el más vendido en
España -- y la gira del mismo nombre que entra en el sprint final en su etapa
de despedida.
Y como no hay, dicen, dos sin tres, Sabina anuncia concierto de
despedida, el 21 de abril, en el Coliseo de A Coruña. Ciudad que para él tiene
un "encanto especial".
Sabina
cogió aire tras su larga gira del 2017 que inició en mayo en México el 14 de mayo,
dando 55 conciertos por España, Europa y Latinoamérica donde más de 350.000
personas lo han negado todo hasta la fecha. La gira remató por Ecuador, Perú, Chile, Uruguay y Argentina,
con un tremendo éxito arrasando con la venta de entradas. Un éxito que ha "forzado" -- es un decir -- al
"poeta de los escenarios" a prolongarla durante 2018 con 25
conciertos más con final el 16 de junio en Madrid.
No me extraña que Sabina
haya elegido nuevamente A Coruña, ciudad donde siempre ha tenido una gran
acogida desde su primer concierto en el verano de
1986, en el Palacio de los Deportes con "Viceversa". El éxito de sus
conciertos posteriores y la cariñosa acogida del público que a ellos asistió,
me había dado pié para un titular, publicado en El Ideal Gallego en
julio de 1990:
“Vuelve
Joaquín Sabina y yo, lo propondría, además de coruñés de adopción, como
pregonero para las fiestas del próximo año”.
Joaquín
va camino de la "leyenda", aunque "lo niegue". Cuenta
Benjamin Prado, poeta que participó en la gestación literaria del disco
"Lo niego todo" con las
aportaciones musicales de Leyva, que Sabina quería hacer una canción contra su
propio mito, de "golferas y bohemio ":
"Ya sabes, se
trata de cambiar la leyenda del calavera, el juglar del asfalto y el profeta
del vicio, como me llamaron en un periódico de Chile, por la imagen de un tipo
que llora con las películas de sobremesa... una canción contra su propio mito,
aparecer en ella como alguien que si nunca fue del todo la persona de la que
hablan cuando se refieren a él, a estas alturas tiene muy poco que ver con
ella".
Y le salió el "tiro por la culata" porque, lo que algún
comentarista, por aquello de que había que "negarlo todo", "tacho" de
"anécdota e insípido" que "quiere alimentar una mitomanía
absurda que desnuca de aburrimiento", resultó ser el disco más vendido en
España en 2017 y decenas de miles de personas le rindieron reverencia en sus conciertos.
Sabina
es desde hace tiempo un cantautor de culto. Su éxito
inter generacional está asentado en su autenticidad, su franqueza, la versatilidad
musical de sus temas, su imagen de rebelde con causa justa, y, en especial, la
hondura y mordacidad de sus palabras.
Su
"poemario" nace con esencias en la línea existencial de Leonard
Cohen, sin olvidar su forma de expresarlas con voz "candorosa"... Sus
detractores, que los tiene, lo acusan de
que tiene “mala voz”, "voz de lija o estropajo", de que “ronca en lugar de cantar”.
Bueno, pero
da la casualidad que esa voz "conquista", más allá de las vibraciones
de sus cuerdas vocales. Y lo hace convirtiéndose en la voz de los casos
perdidos, de los amores imposibles, de las voces confusas de los bares de
copas, las voces de las "princesas", y de los que quieren
vivir 100 años… Su voz, es la del juglar de los callejones más oscuros, la del
alquimista de los secretos de alcoba…
Su voz es la voz del "gran"
Sabina.
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