Tras
conocer buena parte de la obra discográfica de Luis Moro , “Psicodelia?”, y
proseguida con “Los Vulnerables”, “En lo profundo”,“ Defectografía”,
“Carnaval humano” y "Cielo color Burdeos", la llegada de un
nuevo trabajo de este cantautor, "El pacto", pone en sobre aviso las neuronas sensitivas y
emocionales para poder percibir y disfrutar del contenido de este disco.
Luis
Moro es un cantautor diferente, y como tal requiere una adecuación para su
escucha, que sea capaz de captar la
personalidad de el mundo interior en el que se genera la inspiración creativa,
y donde se desarrollan sus posteriores secuencias en las que filtran textos y
música para vestirlas como canción.
Luis es un cantautor "raro",
entendiendo que esa "rareza" implica un valor añadido a su obra, que
no sigue el curso de las pautas habituales
y llegan impregnadas de aromas y
narraciones, historias de "outsider", que ahondan en lo surreal, en
la teatralidad de un escenario "noctívago" en el que Luis se erige como crooner urbano con una voz lánguida, somnolienta, educada en el sentimiento, que transporta
los lamentos, el desánimo, y los hace poema acerando
su voz para convertirla en su principal instrumento, expandiendo sus historias
de perdedores urbanos , con imaginería literal muchas veces en base al "cut-up"
, para asomarlos al exterior profundizando en las emociones descritas en
los nueve temas de este nuevo trabajo --"Noche", "Mini Bar,Mini
Bar", "La Acordeonista", "Budapest", "Adiós
Foxtrot", "Luciérnaga", "Apolo Desolación",
"Lulú" y "El pacto" --.
Un trabajo en el que subyace el fondo de unas
"conversaciones consigo mismo" que buscan la comunicación necesaria con un auditorio
alejado de frivolidades y predispuesto a escuchar narraciones de las que
cuelgan vivencias, ilusiones, sueños, desilusiones o testimonios de esperanza
que visionan con sonidos y melodías "colgantes" sobre las que se
balacean letras que nacen en sentida combustión,
con talante perezoso, para ser apreciadas a paso lento, con la inclusión
de descriptivos silencios que actúan como pausas reflexivas y dan mayor
claridad a la oscuridad textual y ayudan a valorar satisfactoriamente la imagen
auditiva que por momentos es fascinantemente adictiva, silueteados con pespuntes
de guitarra y ropaje rítmico sobrio, sin florituras, equilibrado entre lo
etéreo y lo terrenal, que propicia la orientación interna con un tapiz sónico
intrigante.
Grabado en los Estudios Bruar (A Coruña),
junto a él --voces, acústicas, eléctricas,
slides, percusión – comparten créditos José García– baterías, percusiones, shakers, maracas, cacerolas, mazas,
panderetas, campanillas, ruidos : Andrés Saavedra – bajos--;Fran Borrego – eléctricas, slides --;
Nicolas Vietes - guitarras eléctricas , guitarras aústicas,
kalimba,pianos,ruidos ; Brais Maceiras – acordeón, Pablo Seijas, piano y
coros ;Silvia Penide,coros; Felix Arias – coros
y Lucía Rolle, voz, coros y guitarras acústicas. El diseño y la fotografía del
disco corresponde a Lucía Rolle.
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