Se
fue con la velocidad que tanto le gustaba y cuando un amigo se va, quienes
compartimos vivencias con él, quedamos tocados.
Falleció Amador Liñeira García,
mi amigo Dito Liñeira, con el que, en la "adolescencia
madura", compartí más de una correría que en estos tristes momentos, al
recordarlas, dibujan un rictus de emoción en mi ánimo.
Me llamaba Nené que era
como me llamaban mis padres y hermanos. Era muy buena gente y tenía un "toque"
especial en su personalidad, "eternamente joven". Y no lo digo como
recurso habitual en los recuerdos póstumos, porque lo era de verdad.
Quiénes lo
tratamos y lo conocimos, que somos muchos, siempre lo recordaremos como un
personaje, afable, jovial, "planchón", muy "dandy", con una cordialidad en el trato que en
ocasiones se subía al mundo de las fantasías, con una convincente seriedad que
nunca perdía a pesar de la ficción que rodeaba por momentos sus conversaciones.
Era todo un personaje, un coruñés de pro. Con él viví muchas anécdotas. Tanto es así que un día le
propuse hacerle una entrevista para contarlas públicamente , porque algunas,
como la venta del Castillo de San Antón a un francés durante una comida en el
Madrid de los años 60, en la que estuve presente, tenía mucha gracia.
En
aquella ocasión me había levantado varias veces de la mesa, para no
"estropear" la operación con mis carcajadas. Al salir de la comida le
recriminé con cachondeo su "osadía" y con seriedad impostada
respondió: "Si no llega a terminar la comida le vendo la "Torre de
Hércules".
No quiso recordarlas en público .Me dio sus motivos que eran
muy comprensibles y seguimos charlando de "nuestras cosas" entre
risas,
¡Era mucho y bueno!. En el repaso ambiental y
costumbrista de A Coruña de principios de los años 60, en un libro escrito por
los periodistas Xesús Flores y Xosé Mexuto, y editado en 1993 por Xerais,
salimos los dos : “A boite do Hotel Embajador estaba chea aquel sábado estival
do 64. Os dous locais de moda da cidade, o da Solana estrouto, no que o
vocalista Jai e a súa orquesta animan a mocidade, non teñen unha soa mesa
libre. Na barra do Embajador, uns "nenos ben", posiblemente Nonito
Pereira e outro ó que algunhas mozas alcuman El Gambita, falan entre eles
sorrindo, mentres ollan as rapazas de esquello. Beben “cup” e visten americana,
gravata estreita e pantalón axustado“
Al que denominaban El Gambita no era otro
que Dito Liñeira, compañero de "correrías"que dominaba la escena con
soltura y que, de vez en cuando, subía a la tarima de la orquesta para marcarse
unas canciones románticas italianas –"Al di lá" era su preferida– .
Cuando
le dijeron que se parecía a Julio Iglesias, "asumió" el rol con tanta
convicción que la TVG le hizo un reportaje.
La última vez que nos vimos
quedamos para contarnos aventuras en una comida . No pudo ser. Queda pendiente.
Tu ahora descansa en paz Dito.
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