VICENTE FERNÁNDEZ.:”EL REY” CORONADO EN CORUÑA
Andaba, a mediados de los años 70, metido en la aventura de vender discos en una tienda llamada "Nito's". Un buen día de verano recibo la visita de una persona que dice ser manager del cantante mexicano Vicente Fernández y que venía recomendado por Fernando Muñoz, ejecutivo del Departamento de Promoción de Discos CBS.
Como el mundo de la farándula es propicio a la práctica de "pillerías", compruebo la identidad del visitante con una llamada a Madrid desde dónde se corrobora que, efectivamente, aquel señor era el manager de Vicente Fernández. Me reúno con él y la sorpresa es mayúscula cuando me ofrece la posibilidad de contratar al cantante mexicano por una cantidad realmente irrisoria dado el ‚éxito que estaba teniendo la canción " El Rey ". Con mariachi incluido, la oferta no llegaba a las 200.000 pts.
De nuevo las dudas sobre la veracidad de esta oferta rondaron mi cabeza y quise, en animado coloquio, saber más al respecto sobre aquella sorprendente oferta. Las respuestas que el " manito " daba a mis inquisidoras preguntas fueron disipando mis desconfianzas y nos llevaron a una sucursal bancario donde trabajaba el concejal de fiestas Laredo Verdejo.
Como lo mió no era, por aquél entonces, ser empresario de conciertos, mi intención era ofrecer la actuación de Vicente Fernández al Ayuntamiento para que la incorporara a las fiestas de la ciudad. El concejal nos recibe amablemente pero, al exponerle el tema, se muestra reacio por causas presupuestarias.
Prácticamente estaba cerrado el cupo de actuaciones y las posibilidades de incluir a este artista en la cartelera de festejos eran muy remotas. No obstante, y ante mi insistencia sobre la gran oportunidad que se le ofrece al poder contar con un artista de tanto tirón popular como el de este cantante mexicano, se compromete a realizar gestiones con el responsable técnico de las fiestas . Dos horas más tarde volvemos para saber la contestación que ratifica las malas impresiones. Aún sintiéndolo mucho, no hay dinero.
Desilusionado por no poder atender la oferta del " manito " regreso con él a la tienda de discos donde sigo pensando que es una auténtica pena dejar escapar esta buena ocasión. Por lo menos, ya que no pude cerrar la actuación, dejar un buen recuerdo de su visita a A Coruña, invitándolo a comer. Bien comidos y en tiempo de sobremesa barrunto una posibilidad, una remota oportunidad para que el concierto se celebre.
Es una jugada a dos bandas que puede salir bien dada la buena predisposición, yo diría que incluso interés, del manager por actuar en A Coruña. Interés que confirmo cuando hablo con Carlos Cortón, representante de CBS en la zona y me habla de unas ventas discográficas de Vicente Fernández realmente espectaculares .
Mientras el manager va a descansar al hotel contacto de nuevo con Fernando Muñoz en Madrid y le cuento el desarrollo de las gestiones, y mi idea, para que Vicente Fernández actúe en A Coruña :… ¨¿ Crées que el manager estaría dispuesto a hacerse empresa ? ... "! Seguro ¡ , contesta Fernando. Te lo mandé porqué Coruña es una de las ciudades españolas que m s discos está vendiendo de Vicente Fernández y creía que no iba a haber muchos problemas para que lo contratarán”.
Voy a buscar al manager al hotel y le comento mi conversación con el jefe de promoción de la compañía discográfica y, efectivamente, le parece buena idea el convertirse en empresario. Todo menos marcharse de vacío. Al día siguiente nos presentamos de nuevo ante el concejal para solicitar el alquiler del Pabellón de Deportes a un precio razonable. Es más, le sugiero la posibilidad de ir a porcentaje -- sistema no muy empleado hasta la fecha -- sobre la recaudación, garantizando un mínimo y, el resto en función de la taquilla. Le parece buena idea y fijamos la fecha y contento de mi amigo -- fueron veinticuatro horas que dieron mucho de sl para estrechar lazos de amistad -- el "manito", de cuyo nombre, por mucho que lo intento no llego a recordar.
Marcha, y quedo encargado de coordinar el concierto, poniendo una semana antes la venta anticipada de entradas en Nito's. Como el presupuesto de publicidad era más bien escaso, lo cubrimos con cuñas radiofónicas y unos raquíticos anuncios en la prensa local. Sabia que la canción " El Rey " era el mejor reclamo y en su constante sonar en las emisoras de radio, basábamos nuestras esperanzas.
El día del concierto ya quedaba poco papel a la venta. Se habían vendido casi 3.000 entradas anticipadas y solo quedaban 2.000 ya que la capacidad del Pabellón era de 5.000, entre sillas y gradas al estar colocado el escenario en un lateral. Contento, me acerco al hotel Riazor a dónde había llegado Vicente Fernández y su Mariachi. El manager, enterado de la buena marcha de la venta de entradas, hace una presentación mía al grupo que me ruboriza... Total, abrazos por doquier y una camaradería nunca pensada.
Así que todos juntos nos fuimos a comer al Restaurante Coral y trás la comida, paseando, enfilamos la calle Real y los Cantones. Los mariachis y Vicente Fernández iban vestidos de charros. Y no solo eso, llevaban alguna guitarra y eufóricos comenzaron a entonar rancheras, mientras que el manager y yo íbamos de paisano. La gente se arremolinaba y Vicente Fernández no paraba de firmar autógrafos.Al llegar al hotel Riazor le señalo la Torre de Hércules y le cuento la historia. Tio majo el Vicente, sanote, campechano, "echao p'alante" al más puro estilo "Jalisco", parece que nos conocemos de toda la vida.
Dejo a la "troupe" en el hotel y sigo hacia el Pabellón. Eran las seis de la tarde y el cartel de " No hay entradas" colgaba en la taquilla. Al verme, Quiqui Guimaraens, director del Pabellón, me informa de la buena nueva y también de la "mala" : la gente no para de acercarse a las taquillas. Poco podemos hacer sino congratularnos por el éxito.
En vista del éxito, me vengo anímicamente arriba, e intento buscar al concejal para que compre una Torre de Hércules y se la entregue a Vicente Fernández al acabar el concierto como recuerdo de A Coruña. No lo encuentro y asumo la compra con la intención de pasarle la factura a la compañía de discos. Tremenda Torre de Hércules que, por vía de urgencia, me graban en la Joyería Malde con la dedicatoria: Al " Rey " Vicente Fernández en recuerdo de su visita a La Coruña ". Solo falta entregársela por sorpresa.
Minutos antes de comenzar la actuación se me acerca Vicente Fernández y dice :" Queremos que nos presentes tú .¨ ¿Es posible?". Claro que era posible y, cuando salgo al escenario y “largo” lo habitual en estos casos, la gente, al oír el nombre de Vicente Fernández y escuchar de inmediato los sones rancheros del mariachi lo recibe con estruendosa ovación.
Canción a canción, el público disfruta a lo grande un repertorio clásico de música mejicana entre ellas "Volver, volver" -- que habían hecho de él un ídolo en México , con calificativos tan elogiosos como El ·rey de la canción" ranchera --,mientras, afuera, cientos de personas esperan el
" milagro " de poder ver y escuchar a este intérprete. Un "
milagro " que estaba a punto de producirse... Un " milagro " que estaba a punto de producirse...
Ante los continuos avisos que llegaban del ambiente exterior, se me dá por decir " Seguro que, si hubiera otra actuación, se volvería a llenar el Pabellón ! ". La gente que estaba en el entorno es de la misma opinión. ¨ ¿Y porqué‚ no ?, me pregunto. Hablo con el manager y no pone ningún problema. Hablo con el director del Pabellón y cree que tampoco, a expensas de lo que pueda decir el personal -- que finalmente accede al doblete --. Solo falta habilitar nuevo taquillaje y, tal vez lo más importante, que el público del exterior se entere de la nueva sesión.
Para lo primero se echa mano de 5.000 localidades del Pabellón de otro espectáculo que se adaptan con la supervisión del inspector de Autores y el de Menores que asistían al concierto y, para lo segundo, se rotula un cartel grande que de inmediato se coloca en la taquilla avisando de la nueva sesión que empezaría a las 23,30 a la vez que se llama a las emisoras de radio para que, en el tiempo que falta hasta el comienzo del segundo pase, se incluyan comunicados dando la noticia. Por intentarlo que no quede...
Una hora después de tomar la decisión se habían vendido alrededor de 1.500 entradas, número que se elevó a 4.000 a la hora señalada para iniciar la sesión de noche. Había funcionado el “boca a boca”. A todo esto, costó y mucho , despedir a la gente de la tarde - noche . El concierto se pasaba de hora y la gente pedía, puesta en pié, " otra, otra, otra! " y Vicente les daba más..
.Por fín veo el hueco y me planto en el escenario y despido el concierto anunciando la celebración, dentro de una hora, de otra nueva sesión en vista del éxito obtenido. La noticia de que Vicente "volvería" es acogida con aplausos y, mucha gente, al salir, "volvió" a pasar por taquilla para repetir. Aquello era una auténtica fiesta con la explanada abarrotada de gente que salía y otra que ya estaba esperando para entrar .
Eufóricos con el éxito obtenido, en el camerino, la " troupe" mejicana reponía fuerzas a base de bocadillos y se preparaba para la segunda tanda que comenzó con retraso a causa del adecentamiento del local y un mínimo de tiempo consumido por el personal para des cansar y meter algo de comer en el cuerpo.
Con el aforo casi cubierto, salgo al escenario para dar paso a la segunda actuación, y llevo la "Torre de Hércules", que había guardado para sorprender a Vicente Fernández. Lo presento de nuevo y,cuando sale, le hago entrega de " La Torre"....!
¡Tremendos problemas para consumar “el acto” con el testimonio de un fraternal
abrazo!...
El sombrero mejicano de Vicente Fernández impedía mis “acercamientos”!. La gente, que se daba perfectamente cuenta de la situación, asistía al intento de abrazo entre risas y aplausos. Ante la imposibilidad de caer entre los "brazos" del agradecido Vicente, nos dimos un apretón de manos y sellamos el pacto de amistad. Al finalizar, ya en los camerinos, por poco me destroza con un " abrazo a lo macho " .
Nos despedimos a lo " mejicano " con " baile de sombrero " y " mañanitas" . Habíamos confraternizado y el recuerdo se mostraba perdurable. A los dos meses, recibo una carta desde México. En ella Vicente Fernández me enviaba un recorte de prensa donde se le veía bajando del avión y exhibiendo en alto el trofeo de la Torre de Hércules . En titulares se podía leer : "EL Rey conquista los corazones españoles" . El artículo hablaba del gran éxito que había tenido en su gira este cantante mejicano que, en la posdata, me ofrecía su rancho para pasar una temporada. Lamentablemente, aún me esta esperando.
¡Grande Vicente Fernández!
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