Cal y Arena es un excelente ejemplo, de jazz directo y contagioso, sincero de lo que un músico creativo como Roberto Somoza puede hacer con variedad de enfoques y caudal de ideas
Roberto
Somoza es uno de los más reconocidos
saxofonistas gallegos.De eso no hay duda,como tampoco la hay de su respeto y
admiración por el siempre recordado Antonio Cal, "Purriños" inscrito
en la memoria histórica del jazz gallego. A él rinde tributo en su nuevo trabajo discográfico "Cal y
Arena", ---Grabado el 27 de Abril en el auditorio de Rianxo.--en
donde recorre algunos de los mejores estilos de jazz a través de 9
composiciones originales. Y lo hace muy bien acompañado por Risto Vuolane al
contrabajo y Naíma Acuña en la batería.
"The
best Jazz styles", que así se subtitula este nuevo trabajo de Roberto
Somoza, tiene un itinerario musical apasionante, con parada en algunas estaciones
estilísticas en las que se han desarrollado
la asombrosa riqueza jazzística, que el explica en el libreto, después
de hacer una loa a "Purriños"..." Su sonido improvisado al saxo
alto resuena hoy en día en mi cabeza y por eso, cada vez que toco el mío
recuerdo con cierta nostalgía esos tiempos en los que la vida parecía paralela a la música escrita en las partituras, con sus situaciones
complicadas o simples, con sus compases de espera, sus errores o sus finales
abruptos o inesperados".
"Cal y Arena" lleva la impronta de "lección magistral",a la
hora de componer e interpretar estilos referenciales del jazz . Es "jazz
por el libro". Ese libro en el que borbotea la genialidad creativa y las
magnificencias interpretativas. Roberto Somoza, en un viaje
"sentimental", nos lleva por
algunos de los "laberintos" del jazz con apariencia informal pero
trasfondo ambicioso en su afán de aglutinar estéticas dispares apoyándose en su
técnica y conocimiento histórico que le permiten adentrase en ellas
confiadamente -- "3/4 Swing", "Beatles for Swing",
"Fast Swing", "Calypso", "5/4 Swing", "Gipsy
Swing", "Ballad", "Mdeium Swing", "Dixie"--
A
lo largo de su desarrollo cabe destacar la claridad expresiva, calma y rigor en
busco de lo esencial por parte de Roberto Somoza empujado por la frescura e inventiva
de sus improvisaciones que brillan en la exposición de sus ideas
melódicas, recreándose con sus
compañeros para logra una música de gran
seguridad y equilibrio en la "definición interpretativa" de los
estilos en donde
la
frescura e inventiva de sus improvisaciones brillan en la explotación de las
ideas melódicas adquiriendo un nivel de temperatura elevada y ebullición
emocional.
Y lo hace en un entorno ideal en donde la
compenetración y libertad creativa del trío permite desplegar todo el fuego de
su inspirada espontaneidad e imaginación
melódica. Risto Vuolanne al contrabajo, flexible e imaginativo capaz de
rellenar huecos con sutileza y sin atronar, cantando en sus turnos solistas.
Naima Acuña por su parte, se muestra como una incombustible hacedora de rítmos que
empasta en la batería con pulsación flexible, danzable
.Ambos
prestan sus servicios como garantes y estímulos de retaguardia subrayando
puntualmente los ritmos.
Cal
y Arena es un excelente ejemplo, de jazz directo y contagioso, sincero de lo
que un músico creativo como Roberto Somoza puede hacer con variedad de enfoques
y caudal de ideas.Seguro que "Purriños", desde la "big band celestial"
en la "nube" lo aplaude agradecido.
Recordando a Purriños
( foto Xoan Piñón)
A Antonio Cal sus amigos lo conocían como "Purriños". Un día Kin García me contó una anécdota de Antonio Cal cuando estaban tocando free: "Si, si, moito tocar free, pero, non sabemos tocar blues…"
Así era Antonio Cal, un auténtico bopper al saxo, pionero por excelencia del jazz en Galicia. Marchó de su Betanzos natal, cuando la música de jazz era la gran desconocida para los aficionados gallegos, él buscaba nuevos lugares y oportunidades en las que desarrollar sus inquietudes. Este período le llevó a países tan diferentes como Inglaterra y Br
asil. De vuelta a España, en los años 70, se introdujo en los circuitos del rock progresivo participando en grabaciones míticas como Los Andares del Alquimista –considerado el primer disco de rock progresivo grabado en España – o en el espectáculo de éxito popular como fue la ópera rockJesucristo Superstar.
A finales de la década crea el grupo de jazz Ónice y funda un club de jazz en Málaga que se convirtió en el centro neurálgico de actividad jazzística de la península. A principios de los 80 regresa a Galicia, donde se incorpora al recién creado Clunia Jazz, participando en sus primeras grabaciones, fundando la Escuela Municipal de Betanzos y su Big Band.
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