LOU BENNET Y SU ÓRGANO HAMMOND
"Conocerlo es amarlo".
Esta frase tópica, multiusos , aplicada al jazz en aquellos tiempos en los que
a los aficionados a esta música se nos
consideraba como "bichos raros" por asimilar y disfrutar de un
concepto de cultura musical diferente al marcado por el patrón de la tradición
occidental, nos sirvió como refugio ambiental ante los ataques verbales de
quienes desde su desconocimiento sobre esta música, ignoraban su rango
artístico y potencia cultural. Conocerla es amarla. Esa era una de las
recomendaciones que uno siempre daba como preámbulo a una serie de audiciones
coloquio que, para captar aficiones al jazz, emprendí a mediados de los años 60
y principios de los 70, en unos momentos difíciles y complicados de la historia del jazz en los
que se estaba trazando, en términos políticos, la distinción entre el jazz de
los negros y el de los blancos y se consideraba al frece jazz como la
culminación de todo el trayecto anterior y la expresión musical más coherente
con las reivindicaciones de los negros americanos.
EPISODIO HISTORICO
En una anterior narración
comentaba los encantos, musicales por supuesto,
del órgano Hammond de Lou Bennet, en lo que fue el primer
concierto de jazz celebrado en directo en A Coruña durante la primera quincena
del mes de agosto de 1968. Sin duda un "episodio" histórico que con
el tiempo germinaría en una nutrida
afición al jazz que día a día se acrecienta alimentada por la llegada de grandes estrellas de esta
música que cada año, y en varias ocasiones a través de ciclos o conciertos
aislados, visitan la ciudad para ofrecer lo mejor de su arte en directo, lo que
supone un mayor acercamiento a una música que, como casi todas, necesita
de convivencia para poder entablar una
relación estable con el aficionado. Como el recuerdo es una rebelión contra el
olvido que es una ley, hoy queremos hurgar
en la memoria del corazón, que es la gratitud, para sacar a la luz un
nuevo capítulo protagonizado por la inspiración de Lou Bennett, uno de los
mejores organistas de la música de jazz, durante su primera estancia en A Coruña.
LA CARTA
El abarrote del primer día de
actuación de Lou Bennet, el guitarrista de Martinica André Condouant y el
batería alemán afincado en España, Peer Wyboris, en el Playa Club había reunido
a todas las fuerzas vivas de la ciudad que encabezadas por el entonces alcalde
de A Coruña, Demetrio Salorio querían salir en la foto del primer concierto de
jazz celebrado en la ciudad.
Cumplido el "protocolo" la asistencia de
público en los 14 siguientes días de actuación fue mermando considerablemente.
Al quinto día Lou me comenta la posibilidad de cambiar parte del repertorio e
introducir en él nuevos temas, con ritmo de bossa - nova. La idea no me pareció
nada mal e incluso me pareció hasta buena para atraer a un sector más amplio de
público, así que le dije que hiciera lo que quisiera y lo que le pidiera el
cuerpo: " No es exactamente el cuerpo quién me lo pide -- dijo sonriendo
-- sino el director de cine José María Forqué que acaba de encargarme la
música para una película de Analia Gadé y Fernando Fernán Gómez que se
llama La Vil Seducción. Y tengo de plazo para componerla hasta el día 23
que entro para grabarla en los Estudios Moro de Madrid y solo me quedan
16 días ". Dicho esto me da a leer la mencionada carta, fechada el 5 de
agosto de 1968, cuyo contenido aparecería más tarde en la contraportada de la
Banda Sonora de la película La Vil Seducción, en la que se dan nombres y
detallan los climas y ambientes para componer los diferentes bloques musicales
BLUES PARA SEDUCIR
Música para un guión. Llueve. Un
coche rueda velozmente por la carretera. Dentro va una mujer que se llama
Alicia. Algo, en medio de la lluvia, le impide continuar el viaje y la obliga a quedarse en un pueblo perdido
done empezará la aventura de una vil seducción con el tema musical Movimiento
que, durante seis minutos, pone música a los créditos. Todo un Poema en
bossa - nova se mezcla, durante cuatro minutos y medio con la música que sale
de una vieja radio caldeando un ambiente que lleva a los protagonistas a
besarse una y otra vez hasta que llega el momento de La Seducción. Ella
y él en la cama. Ella lo besa larga y apasionadamente. Él se va rindiendo. Ella
lo seduce de forma lenta y cálida mientras suena un blues. La madre se entera y habla con el cura para casarlos.
Él le propone matrimonio mientras la música de
Tema para Alicia refleja
la sorpresa y emoción que ella experimenta al sentirse amada. No acepta y es el
momento del Adiós, Doña Inés mientras el se desespera: " Anoche me
gustaba...fui feliz...pero, ahora es de día y tengo que seguir el
viaje...". Ella regresa a la casa a recoger sus cosas y lo hace con Nostalgia,
otro blues tierno y sentimental que juega con el Tema de Alicia. Es el
final y llueve como al principio. El coche enfila la carretera y, de nuevo, algo le impide seguir. Es el
momento de la Indecisión - Final. Sale del coche y va al encuentro de lo
que dejaba atrás. Acaba la película.
HASTA EL AMANECER
Con esta sinopsis argumental Lou
Bennet se dedico a componer por las tardes la música en la sala del Playa Club
a donde los curiosos se asoman, incluso en traje de baño, para ver como el
músico escribía las partituras de los temas que, por la noche y hasta el
amanecer, interpretaba en compañía de Wyborys y Coundant.
Fueron unas jornadas
irrepetibles. Unos conciertos memorables por su
intensidad y emotividad en el transcurso de los cuáles Bennett ponía
música a las situaciones narradas por José María Forqué, construyendo
variaciones de hermoso lirismo, llenas de sorprendente perfección. Ver y
escuchar a Lou enganchado al teclado y visionando musicalmente las escenas de
la película-- Movimiento, Poema, Seducción, Tema para Alicia, Adios Doña Inés,
Nostalgia e Indecisión -- es algo que nunca olvidare. Aquellas imágenes musicales construidas con sorprendente
soltura desbordante de swing que tuve la suerte de disfrutar, junto a un
reducido grupo de aficionados al jazz,
han quedado grabadas para siempre en mi retina sentimental. Fueron unos
dias musicalmente muy intensos que sin duda dieron un mayor sentido a mi afición
por el jazz en particular y por la música en general al ver como nacía poco a
poco la banda sonora de la película La Vil Seducción estrenada posteriormente
en el cine Riazor.
Guardo como oro en
paño aquél disco que Lou Bennett me
envió con la dedicatoria: To Nonito, Keep Swing in !!!...Cuando
lo escucho, que suele ser a menudo, hago mía la frase de Robert Browning:
"El que escucha música, siente que su soledad se puebla de repente".
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