Kenny Barron: lección magistral
Si va a
surgir algo nuevo en el jazz, provendrá de alguien viejo como yo"
(entrevista publicada el 14 de marzo de 2001 por el El Ideal Gallego)
A lo largo de
más de cuarenta años he mantenido con intensidad intermitente una estrecha
relación con la música de jazz. Ya fuera como aficionado devoto o como
comentarista musical. A lo largo de estos años, fueron cientos los conciertos a
los que asistí y también numerosas las entrevistas realizadas a músicos de
jazz, desde que en 1968 me colé , arropado por un buen amigo, en la rueda de
prensa de Duke Ellington antes del legendario concierto que ofreció en la
barcelonesa basílica de Santa María del Mar, en una jornada memorable en la que
estrenó al frente de su orquesta el segundo de sus tres conciertos sacros,
junto a la Coral Sant Jordi y Oriol Martorell en el marco del Festival de Jazz
de Barcelona.
Una experiencia musical inolvidable que tuvo su continuación en
1973 cuando, ya enfermo, regresó a la Ciudad Condal para ofrecer el Tercer Concierto
Sacro. Fue mi primera experiencia
periodística y nada menos que con uno de
los padres de esa criatura musical llamada jazz. En aquella ocasión, casi al
final de la rueda de prensa, tuve el atrevimiento de hacerle una pregunta , eso
si temblando como un flan…
–Maestro, ¿qué opina
sobre el free-jazz?
–(Ellington fijó su mirada en mí y, al ver mi juventud, respondió
condescendiente, aunque con cierta indolencia, después de echarme una mirada
paternal). Mira, muchacho. Nosotros, los músicos, hacemos música; ustedes, los
periodistas, le ponen el nombre... Siempre hay una música para cada momento y
un momento para cada música…
No dijo nada más,
aunque cuando se refirió a mí como periodista, que no lo era, mi autoestima se
desbordó y su escueta respuesta iluminó mi percepción, no solo sobre la música
de jazz, sino sobre la música en general.
Pasados los años
(2001), ya con varios centenares de entrevistas a cuestas, asistí a una rueda
de prensa en la Fundación Barrié con el pianista Kenny Barron. Al final, me acerqué a él para solicitar una entrevista,
que concedió con una expresión vocal muy cercana al "faltaría más". A
continuación, la reproduzco:
Kenny Barron
es un clásico de la música de jazz y se le reconoce como uno de los grandes gigantes
de la corriente principal de jazz y como el hombre que más puede decir al piano dentro del panorama
jazzístico actual. Horas antes del concierto respondió sin arrogancia,
afectaciones o falsas modestias, a las preguntas que suscitaban su presencia en
la jornada inaugural de la VI edición del Ciclo de Jazz de la Fundación Barrié,
cuya apertura fue todo un éxito. Los amantes del jazz no quisieron perderse la
oportunidad de presenciar en directo al artista y cerca de quinientas personas
se dieron cita en la sala de conciertos que registró un lleno absoluto. Tras
mostrar su contento por estar de nuevo
en A Coruña a pesar de las 12 horas de viaje desde Barcelona debido a problemas
en su vuelo, Kenny Barron se pone a tiro de preguntas. Y tal como hizo musicalmente
con posterioridad, demostró su elegancia y sabiduría en las respuestas.
–Un cerebro gris de la
escuela post-bop como usted, ¿qué
opina sobre el futuro del jazz en el siglo XXI?
–Es una buena
pregunta y no sé si realmente conozco la respuesta (risas). Es una pregunta muy
dura y de hecho difícil de responder. Pienso que la mayoría de los músicos
jóvenes de jazz miran hacia el pasado y si realmente va a surgir algo nuevo,
surgirá de alguien viejo como yo.
–¿Qué entiende por
fusión?
–Hace unos
años la fusión consistía en la combinación
del rythm&blues con el rock y de estos estilos con el jazz. Hoy la
fusión ha tomado una forma diferente. Cuando hablamos de fusión, hablamos de
una mezcla de músicas de diferentes culturas como la india, la africana o la
brasileña con el jazz. Creo que estas combinaciones son positivas y que algo
surgirá de todo esto. ¿Confusión? Sí… (risas), puede surgir confusión.
–Recientemente ha dicho
que, cuando era más joven, se tomaba con mayor seriedad su trabajo, pero,
ahora, a punto de cumplir 58 años, su principal objetivo cuando se sienta ante
el piano en cualquier escenario es el de disfrutar. ¿Eso quiere decir que su
trabajo ha dejado de ser serio e implica más concesiones hacia el público?
–No. No es que
quiera hacer ninguna concesión al público. En realidad lo que quiero, a mis
años, es divertirme, disfrutar con lo que hago, antes de que se acabe todo.Y si
yo disfruto con lo que hago, estoy seguro de que el público también disfrutará.
–¿Está de acuerdo con
la máxima de que, en el jazz, importa más como se toca que lo que se toca?
–En términos
generales, sí. Por lo que respecta a la interpretación de temas estándares
siempre hay el riesgo de que pueda sonar a algo viejo, pero, para eso, está la
interpretación del músico que pretende explotar el estándar para que suene más
fresco, ya que, en realidad, en los estándares hay una cantidad enorme de
material explorable en una sola canción. Realmente depende de quién interprete
para que suene antigua o desfasada o para que suene como algo nuevo y
diferente.
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