El Festival de Eurovisión, además, claro está de la valía de los intérpretes y las
canciones, y del colegueo descarado a
la hora de votar, siempre llama la atención por su puesta en escena, en la que
los países y ciudades que lo albergan echan el resto.
Y así fue en la gala
final de la 60 edición celebrada en Viena que nos dejó con la boca abierta ante el despliegue tecnológico puesto en marcha. Los decorados, las luces, el
escenario, y la presentación antes del concurso fue todo un espectáculo en el
que Viena jugo sus cartas de "ciudad musical" arrastrando ostentoso
poderío con su Filarmónica, Coro de Niños Cantores de Viena y otras
agrupaciones, iluminadas con unos sensacionales "fuegos de artificio lumínico"
que imponían por su belleza.
La llegada a escena de Conchita Wurst, la
"mujer barbuda" que revolucionara la edición de Eurovisión 2014, fue
llamativa y marco el comienzo del concurso, en el que los decorados de
tecnología punta individualizados, animaron el escenario dando realce a las
coreografías e interpretación de los artistas que en la "sección
femenina" lucieron diversidad de "modelitos" que en su mayoría
optaron por pronunciados escotes en "v" que llegaban hasta la
cintura.
CotillerÍas a parte, el nivel artístico de los participantes, con proliferación de
duetos chico-chica -- fue alto, derroches vocales, interpretaciones
de altura y canciones para todos los gustos, desde el folk hasta el charlestón,
pasando por el soul - pop, y la electrónica refinada que compitieron con las baladas de estribillos
heroicos. Gano Måns Zelmerlöw, el representante de Suecia, con
"Heroes" que ya era favorito, y en cuanto a la representante española
Edurne, decir que tuvo una buena actuación,
notable y muy emotiva, aunque no convenciera su tema de corte épico-tribal a los jurados -- la mayoría
convencidos de antemano a quién iban a votar --.
El número 21 no hace justicia
a su interpretación. Pero ya se sabe que a Eurovisión se va a
"participar", lo de "ganar" ya no depende de si lo haces
bien o regular -- Iñigo como en anteriores ocasiones lo hiciera José Luis
Urribarri, adelantó las puntuaciones
antes de ser asignadas en muchas ocasiones.
También hay que decirlo:, que Edurne
no ganara fue un "alivio" con el "pastón" que debe costar
hacerse cargo del Festival de Eurovisión. Lo dicho, una vez más Eurovisión
sirvió espectáculo y del bueno.
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