Hace
años . cuando fue presentado en junio de 1980 a la industria, el CD , se adhirieron al nuevo producto 40
compañías de todo el mundo mediante la obtención de las licencias
correspondientes para la producción de reproductores y discos.
Empezaba entonces el ocaso del vinilo -- los 90
fueron su época más crítica --que se refugió en las cabinas de los DJ´s y en
los coleccionistas que les rendían culto. Por entonces escribí un artículo
titulado "El Vinilo muere, pero no se rinde…" .Y no se rindió,
refugiándose en las cabinas de los DJ´s..
Pasó el
tiempo y el vinilo recupero su prestancia, asomando de nuevo la cabeza,
creciendo exponencialmente cada año , proclamando numerosos
titulares de prensa los aumentos espectaculares en las ventas del vinilo, así como la bajada de ventas del CD que están siendo vapuleadas de manera
constante por la descarga digital aceptada ya por los conumidores como algo
equivalente.
La venta del vinilo crece
exponencialmente cada año -- en Reino Unido han llegado a subidas del 70% en las ventas
-- y ciertamente
un aumento de las ventas de tal magnitud en un producto de carácter cultural,
es algo francamente importante. ¿Nostalgía?. Algo hay, pero también
apoya esta resurreción la calidad del sonido,-- como mantienen sus
defensores --, sino por ser considerados, los LP´s, EP´s y Singles de vinilo como auténticas obras
de arte, que poseen un valor añadido estético y cultural más allá de la música.
La gente no necesita
comprar discos de vinilo y, sin embargo, eligen hacerlo.¿Porqué?. En un mundo
en el que los CDs están obsoletos y la música existe solo virtualmente, el
vinilo ofrece la reconfortante sensación de estar comprando algo físico. La
industria musical tradicional, ante el repunte del vinilo están potenciando las
ediciones réplica en vinilo de alto gramaje de
clásicos de todos los tiempos, con portada abierta e idénticas a las
originales, ( la re-edición del disco del grupo de rock progresivo gallego NHU editado originalmente en 1978 es un ejemplo ), además de incluir novedades de artistas y grupos de
"élite" en este formato, -- muchas bandas y músicos recobran el interés
por grabar en este formato -- con las que el
ritual de poner un disco es algo especial..
Y lo
hacen , recurriendo al "brillante fondo de armario", bien para celebrar aniversarios o editando contenidos adicionales para
coleccionistas, sin olvidar el hecho de hacer llegar estos trabajos a nuevas
audiencias.
El vinilo siempre ha ofrecido una especie de experiencia íntima. El formato
grande es más sustancioso y permite disfrutar mejor de los diseños de las
cubiertas y la parte interior. Del mismo modo, hay algo muy reconfortante en el
ritual de poner un disco de vinilo en el tocadiscos. Es una experiencia más
cercana, social y divertida que va más allá del gesto aséptico de insertar un
CD o pulsar un botón en una pantalla.
De ahí, que los "viniladictos"
saquen pecho y exclamen :
¡ "La cultura del vinilo no va a ceder, no se terminará, continuará"!
Y yo encantado.
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