FUE RECIBIDO Y DESPEDIDO CON EL PÚBLICO PUESTO EN PIÉ QUE LE RINDIÓ PLEITESÍA, ANTES --AGOTANDO 8.500 ENTRADAS EN TRES HORAS -- Y DURANTE, CON REITERADAS MUESTRAS DE ENTUSIASMO, QUE DURARON DURANTE DOS HORAS Y MEDIA DE CONCIERTO
Bien,
muy bien. En las distancias cortas encontré a Sabina, poco tiempo antes de
subir al escenario, muy relajado, muy fresco, espontáneo, natural. Sin ningún
atisbo de "miedo escénico", aunque como siempre suele suceder
concentrado en lo que le venía encima, que no era "pecata minuta", dar
la cara ante 8.500 personas "inflamadas de afición" que en solo en
tres días habían agotado las entradas para asistir a su concierto.
Nunca se
habían vendido tantas entradas en tan poco tiempo para asistir a un concierto
en el multiusos coruñés y eso que por él pasaron grandes estrellas del panorama
musical internacional. Al comentárselo asomó en su cara el reflejo de
satisfacción que le producía el hecho del
enorme tirón que tiene en A Coruña, que no es de ahora sino viene de lejos, aunque supongo, mejor dicho estoy seguro, que
por dentro iba la procesión de la responsabilidad que esto conllevaba :no
defraudar.
Algo que no sucedió porque, utilizando un simil taurino "cortó
las orejas, el rabo y salió a hombros del recinto". Bueno, así saldría si la
"seguridad" lo permitiera en un multiusos "tomado" por
Protección Civil y una seguridad que no dejaba moverse del asiento a los más "entusiastas",
aunque por momentos el público se pusiera de pié -- que fue como lo recibió --impulsado
por el resorte de las canciones más "cañeras" de Sabina.. En realidad
el Coliseo dejo sus de ser un "rockodrómo" para convertirse en un teatro, algo que se
tendrá que estudiar, digo yo, cuando albergue un concierto de rock "puro y
duro". Ya se verá.
Sabina, con el repertorio de "500 noches para una
crisis" rindió homenaje al que considera su mejor
disco "19 días y 500 noches" .Lo hizo con un grupo muy rodado en la
eficacia y "a pelo", sin "maquillar las grietas de su voz",
empapada en su habitual locuacidad mordaz ,bien humorada en la ironía, y ribetes
poéticos de "fabricación propia" que impactan.
Tras la actuación de
sus fieles escuderos Pancho Varona y Antonio García de Diego -- momento que aprovecho
para "recuperar el aliento" --,
dio el acelerón final con algunos de sus clásicos y fue despedido con el público
puesto en pié y unas muestras de entusiasmo --- que estuvo presente a lo largo
del concierto -- que le "tocaron" profundamente la fibra emotiva
.¡Hasta la vista Joaquín!, y como decía tu
amiga Chavela Vargas…¡Que te vaya bonito!
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